Por @Wicho — 10 de julio de 2005

Portada-tail-end-charlies.jpgTail End Charlies. The last battles of the bomber war 1944-45. John Nichol y Tony Rennell. Penguin Books Ltd, 7 de abril de 2005. ISBN 0141015047. Inglés. [ver similares]

La campaña de bombardeo contra Alemania y otros objetivos en los países ocupados por esta llevada a cabo por el Bomber Command de la RAF y la 8ª Fuerza Aérea de los Estados Unidos fue una de las más duras y con más bajas de la Segunda Guerra Mundial, en especial hasta la llegada a finales de 1943 de los cazas P-51 Mustang con la autonomía de vuelo suficiente como para proteger a las formaciones de bombarderos durante toda su misión.

Esta campaña fue también una de las más polémicas, ya que no sólo incluyó objetivos puramente militares sino también el bombardeo de ciudades con el objeto de minar la moral de la población y sus ganas de resistir, siendo el ejemplo más conocido de este tipo de misiones el bombardeo de Dresden la noche del 13 al 14 de febrero de 1945.

Este libro cubre el último año y medio de esta campaña, cuando la victoria aliada parecía ya inevitable aunque todavía no estaba claro si la guerra iba a terminar en 1945 o si se podría prolongar hasta 1946 o incluso 1947 si las llamadas a una resistencia numantina de los alemanes por parte de Adolf Hitler tenían éxito; lo que lo que hace distinto a otros libros escritos sobre este tema es que en lugar de limitarse a hablar de misiones, objetivos y derribos, aunque incluye alguna información de ese tipo para situar el resto del contenido en contexto, se centra en las vivencias de las tripulaciones que tomaron parte en esa última parte del conflicto, en los últimos de la cola, los «tail-end Charlies» a los que se refiere el título.

Mediante entrevistas con los supervivientes, documentos de los archivos de la RAF en el caso de aquellos que fallecieron en el conflicto, y las memorias y biografías de Sir Arthur Harris, el hombre al mando del Bomber Command en aquellos momentos, el libro se adentra en lo que sentían aquellos hombres, la camaradería entre las tripulaciones, el miedo que se convertía en el octavo miembro de las tripulaciones de los Lancaster, la enorme presión a la que estaban sometidos para seguir combatiendo, y, sobre todo, en sus opiniones acerca de la moralidad de las misiones que llevaron a cabo y el rechazo social con el que se encontraron al acabar la guerra, tema fundamental del libro.

Este rechazo es sentido por muchos de los veteranos de esta campaña como algo especialmente injusto tras todos los sacrificios que realizaron, como poco menos que una traición, pues si bien durante la guerra casi todo el mundo los apoyaba y fueron muy pocas las voces que se alzaron en contra de la decisión de bombardear objetivos civiles, y aquellos que se atrevieron a manifestarse en contra de ella pronto descubrieron que su posición no era popular en absoluto, apenas acabada la guerra la opinión popular dio un vuelco casi inmediato, y tanto el propio Winston Churchill, cuyo gobierno había decidido incluir a las ciudades como objetivo de los bombardeos, como los ciudadanos empezaron a renegar de ese tipo de misiones, olvidando rápidamente el tremendo tributo que tuvieron que pagar las tripulaciones que las llevaron a cabo y equiparando sus acciones y las órdenes de Harris poco menos que con crímenes de guerra.

Aunque el libro cita las opiniones al respecto de muchos veteranos, me parece especialmente interesante lo que comenta Miles Tripp, un bombardero que siempre tuvo muchas dudas sobre la moralidad de lo que hacían y que de hecho durante la misión contra Dresden falló deliberadamente a la hora de soltar las bombas:

...la indignación moral de un país varía inversamente al clima predominante de guerra y paz. Cuando un país está en guerra, su indignación moral se dirige a su enemigo, pero cuando está en paz dirige su sentido de indignación moral contra si mismo y como un penitente se golpea el pecho al recordar sus pecados pasados. [...] El hecho es que cuando pasa el peligro que amenaza la propia supervivencia, uno se avergüenza de que sus teorías morales hayan sido barridas a un lado tan fácilmente por un instinto primitivo [de supervivencia] y los que antes le ayudaron se convierten en un objetivo inmediato de la hostilidad causada por este sentimiento de vergüenza.
En definitiva, un enfoque distinto de uno de los aspectos más polémicos de una guerra que había que ganar a toda costa, incluso a costa de aquellos que se dejaron la piel para ganarla.

Actualización 31-10-2005: La reconstruida Frauenkirche de Dresde reabre como un monumento a la paz algo más de sesenta años después de la destrucción de la ciudad gracias a contribuciones llegadas de todo el mundo

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