Por @Wicho — 12 de diciembre de 2020

The LiberatorThe Liberator: One World War II Soldier's 500-Day Odyssey From the Beaches of Sicily to the Gates of Dachau. Por Alex Kershaw. Cornerstone Digital 2012. 466 páginas.

El 10 de julio de 1943 el 157º Regimiento de Infantería de la 45ª División de Infantería del Ejército de los Estados Unidos desembarcó en Sicilia como parte de la Operación Husky, la invasión aliada de la isla. El 3 de septiembre lo hizo en Salerno como parte de la Operación Avalanche. El 22 de enero de 1944 le tocó el turno a Anzio como parte de la Operación Shingle. Y el 15 de agosto de ese mismo año hizo lo propio en el sur de Francia como parte de la Operación Dragoon.

El del sur de Francia fue su último desembarco –cuatro en poco más de un año– pero de ahí avanzó hacia la cordillera de los Vosgos y a través del sur de Alemania hacia Munich, dónde llevó a cabo sus últimas acciones de combate el 1 de mayo de 1945 tras ser de las primeras unidades –si no la primera– en entrar en el campo de concentración de Dachau.

En total el 157º vio 511 días de combate en Europa; fue la unidad de infantería que más acción vio en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Nueve de cada diez hombres que habían salido de los Estados Unidos con la división habían resultado heridos, muertos o hechos prisioneros para cuando terminó la guerra. El número inicial de hombres de la división había sido reemplazado siete veces desde el 10 de julio de 1943, cuando desembarcó por primera vez en Sicilia.

The Liberator cuenta la historia de la unidad en la Segunda Guerra Mundial a través de la historia de Felix Sparks, que salvo aproximadamente un mes que estuvo apartado de ella por una herida sufrida el 12 de octubre de 1943 estuvo siempre en el ajo. Desembarcó en Sicilia como capitán al mando de la compañía E del segundo batallón y terminó la guerra como teniente coronel al mando del tercer batallón del 157º.

Es un relato crudo de la locura de la IIGM en Europa –de la locura de la guerra en cualquier sitio– visto a través de los ojos de un tipo que sólo quería terminar su carrera de abogado para escapar de los malos tiempos de la gran depresión. De un tipo que se había alistado en el ejército para ahorrar el dinero que necesitaba para terminar la carrera a quien la movilización decretada después de Pearl Harbour le cambió los planes y la vida.

No conocía la existencia de Sparks, del 157º, ni de la 45ª pero me ha resultado una lectura la mar de interesante, en especial por la humanidad que destilaba Sparks. Era un oficial que se preocupaba por sus hombres y que no odiaba a sus enemigos, que entendía que aunque luchaban duramente la inmensa mayoría de ellos no hacía más que cumplir órdenes y no eran nazis, aunque sí odiaba al nazismo y todo lo que conocía de él. Y eso antes de llegar a Dachau.

De hecho me compré el libro tras ver la serie de Netflix basada en él, que se me hizo corta y un poco deslavazada.

Y es que en efecto la serie en principio iba a tener ocho y no cuatro capítulos; de ahí que parezca que da unos saltos demasiado grandes entre capítulos. Y aparte de eso la cantidad de licencias artísticas que se han tomado los guionistas –en especial en lo que se refiere a los hombres al mando de Sparks– también es elevada. Pero se deja ver. Aunque no es un Hermanos de sangre, que dejó el nivel muy muy alto.

Un detalle curioso es que la 45ª División tenía como insignia la esvástica, ya que es un símbolo muy habitual de las tribus nativas americanas que habitaban el suroeste de los Estados Unidos, muchos de cuyos descendientes estaban en la unidad. Pero después de que el nazismo se apropiara del símbolo lo cambiaron en 1939 por por el pájaro del trueno, otro poderoso símbolo de los nativos americanos. Por eso a los miembros de la 45ª se les conoce como los Thunderbirds.

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