Por @Alvy — 9 de julio de 2005

The Year 1000The Year 1000: What Life Was Like at the Turn of the First Millennium : An Englishman's World. Robert Lacey. Back Bay Books. 1999. ISBN: 0316558400. Inglés. Algunos capítulos de ejemplo: The Year 1000.

Este libro describe cómo era la vida de la gente normal y corriente el el año 1000, el final de la Alta Edad Media. El autor utiliza como apoyo un calendario de la época, conocido como el Julius Work Calendar donde los textos e imágenes dan algunas pistas sobre cómo era la vida por aquel entonces, en la región de la Inglaterra actual. (Como dijo Nacho: esperemos en el año 3000 los historiadores no hagan lo mismo con el Calendario Michelin ;-).

El libro es bastante ameno y está lleno de curiosidades. La gente se vestía más o menos como en Los Caballeros de la Mesa Cuadrada. No había cremalleras. No había botones. Eran de la misma estatura o incluso más altos que en la actualidad, aunque con una esperanza de vida bastante menor. Sus dentaduras eran perfectas, gracias a una alimentacion más sana que la actual. Su vida cotidiana consistía en trabajar de sol a sol, normalmente en el campo. Prácticamente todo el mundo era esclavo, aunque no «esclavo» en el sentido actual. Si no «pertencías» a alguien, no tenías tierras ni forma de vivir. No tenías protector. Si tenías algunas tierras pero había época de hambruna o enfermabas, no existían la Seguridad Social ni los seguros, de modo que estabas condenado junto con tu familia a una muerte segura. Lo mejor era entonces «ofrecerse» a alguien y pertenecerle como siervo. Esa situación era la más normal entonces para la mayor parte de la gente.

La agricultura sobre todo, aunque también la caza y algo de pesca eran las formas de ganarse la vida. En Inglaterra arrancaba también el comercio de la lana. Los animales de granja eran más pequeños: 1.000 años después las enormes y productivas vacas, ovejas, bueyes y caballos son el producto de una selección artificial llevada a cabo por el hombre. El dinero en forma de monedas comenzaba su andadura «seria» en Inglaterra: los reyes permitían acuñar moneda a ciertos especialistas en cada región. Casi nadie sabía leer. Era algo resevado a nobles y monjes principalmente. Los monjes se dedicaban a copiar libros en latín y griego, se aprendía copiando a los clásicos y apenas había trabajos originales. El intercambio de libros entre conventos y nobles era la forma en que se transmitía la cultura, además de la tradición oral.

Los dos detalles que más me llamaron la atención del libro fueron:

Era un mundo absolutamente dominado por la religión. La vida era bastante dura y la religión era el único escape: creer en algo mejor, en una vida donde todos fueran iguales dado que en la tierra obviamente no lo eran. La vida de los Santos era muy importante. Habían hecho grandes cosas. La gente los veneraba y conocía todos los detalles de sus historias. Utilizando el calendario, cada día era para la gente todo un acontecimiento sobre el Santo correspondiente. Según el autor, la popularidad de los Santos podía ser la misma que actualmente tienen las estrellas de los culebrones de televisión o del Operación Triunfo de turno: la gente no tenía mucho más de lo que hablar ni a a quien idolatrar, de modo que eran «la conversación de cada día» a falta de algo mejor.

Pueblos enteros «alucinaban» durante meses (literal). Julio era el primer mes de la gran cosecha: tenía que darse bien que se pudieran recoger alimentos para mantener a los animales, que debían sobrevivir el invierno, y esperar a la cosecha de alimentos apropiados para las personas. Si la cosecha era mala, era el momento más crítico del año para mucha gente: muchos debían soportar varios meses de hambre. La diferencia entre ricos y pobres se acentuaba. Los pobres acababan comiendo lo que podían de las cosechas perdidas, en ocasiones trigo y centeno en mal estado, infectado por hongos. Se sabe ahora que esos hongos contenían cierta variante de LSD, la droga de moda de los 60, que les producía fuertes alucinaciones. Alucinaciones en masa. Pueblos enteros quedaban «hechizados» con el «pan de la locura» como se llamaba. Pasados esos meses, la vida volvía a la normalidad.

The Year 1000 contiene muchas más historias: el papel de las mujeres, cómo era la Guerra entonces -la mejor forma de sobrevivir era no pelear, de modo que se rehuía el enfrentamiento todo lo posible, y las influencias políticas eran más parecidas a lo que serían las técnicas de la Mafia que otra cosa- y muchos aspectos más realmente curiosos y a veces sorprendentes. Unas cuantas historias entretenidas de leer.

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