Tratar de comprender cómo es lo que nos rodea es la única forma de empezar a entender todo lo demás, incluso a sabiendas de que ese todo es inalcanzable. Es bello vivir con preguntas. Si la ciencia me hubiese dado respuestas definitivas, hoy en día mis paseos no me conmoverían, no me harían disfrutar de los delirios y los sosiegos, podría simplemente sentarme y esperar, con todo concluido. Ni lo quiero ni lo necesito. Ahora sé que sólo los quien cree vivir con certezas sobre las preguntas vitales es un necio sentado y a la espera.
Todo es cuestión de química… y otras maravillas de la tabla periódica. Deborah García Bello. Ediciones Paidós, 2016. 215 páginas.
En una ocasión le preguntaron a Richard Feynman, físico, cual sería el fragmento de conocimiento más importante que podríamos dejar a generaciones venideras en el caso de que un cataclismo fuera a destruir todo el conocimiento científico, y él contestó que el hecho de que todo está hecho de átomos.
En este libro Deborah nos va llevando de la mano por un recorrido que desde los modelos atómicos más antiguos va recorriendo la historia de nuestro conocimiento sobre los elementos químicos hasta la actualidad. Cómo están hechos, cómo se relacionan unos con otros y cómo y por qué algunos de ellos reaccionan cuando entran en contacto y otros no. Nos explica también por qué hablamos de química orgánica e inorgánica aunque esto tenga poco que ver con la realidad de lo que está vivo y lo que no lo está, y entre otras cosas desmonta el mito de lo natural versus lo sintético y nos recuerda, por si alguien no lo tiene claro, que sin química no hay vida.
Pasa también por las obras de arte, que vistas con los ojos de un químico ganan mucho, y por la cocina, donde aparte de echarle mucho amor a lo que haces algunos conocimientos de química, aunque sea adquiridos mediante ensayo y error y de forma intuitiva son imprescindibles para, por ejemplo, hacer la mejor mayonesa del mundo.
Y todo esto lo hace sin dejar de ser la niña pequeña que se asombraba al estudiar de cerca los granos de arena de la playa o la que iba descubriendo sitios nuevos de su ciudad mientras paseaba con su abuelo; esa misma niña pequeña llena de curiosidad que siente pasión por lo que cuenta, algo que siempre digo que se nota en cualquier texto y que es parte de la química necesaria entre autor y lector para que un libro enganche.
Y este lo hace. No sé con qué tipo de enlaces, pero lo hace, y por el camino nos convence de que, en efecto, Todo es cuestión de química.
Por si te quedas con ganas de leer más de lo que escribe Deborah es además la autora del blog Dimetilsulfuro y está en Twitter como @deborahciencia.