Por @Alvy — 9 de junio de 2009

Wernher von Braun: Entre el aguila y la esvástica5 estrellas: Tan completo como entretenido Wernher von Braun: entre el águila y la esvástica. Autor: Javier Casado. Editorial Melusina. 2009. 432 páginas. ISBN: 84-96614-57-3.

Me compré este libro hace unas semanas en la tienda de El Cosmonauta, en parte por colaborar con el proyecto, en parte por curiosidad por el personaje de Wernher von Braun, que siempre me resultó intrigante en cuanto a su papel desempeñado en la carrera espacial. Pasé varios entretenidos días devorando capítulo a capítulo la vida de este curioso y controvertido personaje, llena de claroscuros en cualquier caso decisivos para que se produjeran avances en la exploración del espacio.

El libro es una biografía detalladamente completa, que utiliza todos los datos que se conocen de von Braun incluyendo los informes secretos desclasificados por el FBI y la CIA y una buen surtido de fotografías de las diferentes épocas. La historia se resume en varias etapas de su vida, pero las mas significativas son sin duda dos: la primera en que trabajó para el ejército alemán en el desarrollo de los misiles V-2, como parte del ejército nazi; y la segunda, en la que tras trasladarse a los EE.UU. canjeó la colaboración de su equipo y sus conocimientos aeroespaciales por una vida tranquila, que culminó con su participación en el desarrollo de los cohetes Saturn V que enviarían el hombre a la Luna en las misiones Apolo.

El personaje está lleno de contradicciones debidas a su involucración en las contiendas de las diversas épocas. El niño apasionado por los cohetes fue reclutado por las SS de de los nazis para que trabajara en ingenios militares de destrucción. Lo hizo, porque era lo que le permitiría continuar con sus investigaciones. Viendo cerca el final de la contienda, planeó cuidadosamente cómo pasarse al bando norteamericano junto con todos sus inventos, planos y cientos de técnicos de su equipo. Los Estados Unidos harían la «vista gorda» respecto al pasado de casi todos ellos con tal de apoderarse de la tecnología superior de los alemanes, lo que les adelantaría a los rusos en la Guerra Fría que estaba a punto de comenzar. Lejos de ser un hombre de ideales políticos, sus preocupaciones eran otras y vivía las circunstancias que le tocaban. Su único ideal eran sus cohetes y la exploración del espacio.

Von Braun terminó nacionalizándose estadounidense junto con muchos de sus compañeros, trabajando también para los militares y posteriormente en la recién creada NASA. Sus logros y métodos de trabajo permitieron construir en tiempo récord el lanzador Saturn V de tres fases con el que la misión Apolo alcanzaría la Luna. Descendiente en cierto modo de las antiguas V-2, utiliza todo lo que von Braun aprendió durante su carrera. No llegó a usarse para alcanzar Marte como hubiera sido su sueño, pero desde luego fue todo un legado para la posteridad.

A nivel personal von Braun era un personaje también curioso: una especie de übergeek para la tecnología aeroespacial, pero incapaz en cambio de cambiar las pilas de los juguetes de sus hijos o ajustar el color de la televisión de su despacho. Tenía claras dotes de líder y gran facilidad para socializar, convencer y moverse por los despachos, aunque no fuera lo que más le apasionara. Su perseverancia y carácter pragmático le permitió navegar por aguas turbulentas y salir por lo general airoso, persiguiendo siempre alcanzar su sueño: la exploración del espacio.

El libro está plagado de anécdotas entre los cuantiosos datos biográficos, como la de la V-2 que acabó impactando contra México o historias sobre diseños menos conocidos de su equipo, entre ellos el del rover lunar que se usó en las misiones lunares a partir de la del Apolo 15.

Sin von Braun la historia del hombre en el espacio probablemente no hubiera cambiado pero se hubiera movido en otros tiempos. Lo cierto es que haber estado en ciertos lugares en los momentos precisos le garantizan un lugar de protagonismo en la historia espacial. Tal y como resume el libro en el epílogo

…de no haber sido por la férrea voluntad de Wernher von Braun, la VfR [el club alemán de aficionados a los cohetes] probablemente nunca hubiese llegado a colaborar con el ejército (…) probablemente habrían perdido su interés por el potencial bélico de los cohetes, y la V-2 no habría sido introducida durante la Segunda Guerra Mundial. Teniendo en cuenta que fue este misil alemán el que despertó el interés a nivel mundial, y especialmente en los Estados Unidos y Rusia, por el desarrollo de los cohetes, podemos suponer también que ninguna de estas dos potencias habría mostrado interés por estos ingenios durante al menos bastantes años después de la guerra (…) sin la V-2 y la consiguiente captura de los técnicos alemanes, los Estados Unidos probablemente habrían permanecido indiferentes a los cohetes durante muchos años (…) no habría habido carrera por desarrollar misiles a ambos lados del telón de acero tras la guerra (…) Y sin misiles no habría habido carrera espacial, ni viaje a la Luna.

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