Por @Alvy — 5 de agosto de 2020

Regla de Cálculo simulada / Slide Rule Museum

En el Museo de las Reglas de Cálculo tienen un completísimo curso sobre cómo usar una regla de cálculo para quienes sientan interés por cómo funcionaban estos antiguos aparatos analógicos. Construidas en madera o plástico, con cientos de marcas dibujadas con precisión, un parte deslizante y un hilo indicador –las más sencillas– permitían realizar cálculos complejos de manera rápida y bastante aproximada: multiplicaciones con decimales, divisiones, raíces cuadradas, trigonometría… Todo dependía de cuánta precisión necesitaras y cuánto tiempo quisieras dedicar a leerte el manual para aprender a usarla «potentemente».

El funcionamiento de la regla de cálculo se basa en el uso de los logaritmos (que no «algoritmos», que es la palabra informática que se suele confundir con esta). A mucha gente esto ya le suena fatal, pero no es para tanto. Con varias escalas lineales y logarítmicas, a menudo adaptadas para cálculos de ingeniería civil, construcción, finanzas, etc. hace uso de movimientos de las escalas y matemáticas básicas para convertir números en logaritmos y operar con ellos más sencillamente. Tras los ajustes y movimientos se consultan las escalas inversas y se ven los resultados, con cierta precisión. Algunas reglas permiten obtener tres decimales sin problemas, algo práctico para la mayoría de los casos.

En la misma web hay una Regla de cálculo Pickett N909-ES simulada, ideal para quienes sientan curiosidad por verlas en acción y no tengan fácil consultar una.

Por ejemplo para multiplicar 2,3 × 3,4 se pone el 1 de la escala C en 2,3 de la escala D, se mueve el cursor al 3,4 en la escala C y en D se ve que el resultado está un poquito más allá de 7,8 (la respuesta exacta es 7,82). Otras operaciones más complejas requieren más pasos o repetir la operación varias veces. Leí en alguna parte que parte del arte de usar las reglas de cálculo consistía en saber qué operaciones hacer primero y cuáles después para evitar perder precisión en los momentos clave.

Aunque yo soy de la generación de las calculadoras digitales, uno de mis más preciados chismes de colección es una regla de cálculo pequeñita que pude comprar en una visita al M.I.T., donde los hackers originales las llevaban en el bolsillo de la camisa. Viene con un pequeño pero completo manual y se puede aprender cómo funciona y hacer algunas operaciones sencillas cómodamente. Ver cómo salen los resultados correctos de operaciones no tan triviales da gustirrinín, sobre todo cuando piensas que lo has hecho todo moviendo marcas con unos palos.

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