Por @Wicho — 6 de junio de 2019

Un casco abandonado en la playa

Hoy se conmemora el 75 aniversario del desembarco de Normandía, la ambiciosa operación por parte de los aliados que se puede considerar el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial. Aunque no hay que olvidar que la férrea resistencia de la Unión Soviética, en especial con la batalla de Kursk, había contribuido a poner al ejército alemán a la defensiva casi un año antes.

En cualquier caso esta celebración, en la que participaron unos cuantos supervivientes de la guerra, y otras similares, siempre me recuerdan un encuentro fortuito que sucedió en Madrid poco antes de las navidades de 1985 o de 1986; ya no estoy seguro del año. Estábamos unos compañeros de colegio mayor y yo tomándonos unas cervezas en un pub de la ciudad universitaria antes de irnos cada uno a nuestra ciudad cuando nos pusimos a hablar con un señor que resultó que estaba haciendo lo mismo, aunque su casa estaba un poco más lejos.

Se trataba de un ingeniero de minas estadounidense que al día siguiente volaba a casa. En un momento dado le preguntamos si era su primera vez en Europa y nos contó que no, que ya había estado en varias ocasiones. Y que, de hecho, la primera vez había sido durante la Segunda Guerra Mundial, durante la invasión aliada de Sicilia.

Y aunque 40 años después seguía teniendo claro que fue una guerra que hubo que librar para pararle los pies a un mal absoluto como el que representaba el nazismo también nos habló de lo chunga que es una guerra, cualquier guerra; de como, a los pocos segundos de desembarcar, le volaron la cabeza al soldado que tenía al lado.

Y dijo una frase que tengo grabada a fuego en mi memoria desde aquel día:

Nunca, jamás, penséis que la guerra mola.

Creo que es una frase, y sobre todo la idea que comunica, que todos deberíamos tener siempre presente. Hoy, en el 75 aniversario de la operación Overlord, y cualquier otro día. Y más en esta época en la que parecemos estar olvidando como sociedad lo que nos ha costado llegar hasta dónde estamos.

El veterano George Shenkle durante las celebraciones del 75 aniversario
El veterano George Shenkle durante las celebraciones del 75 aniversario – EFE/Sebastien Noguer

Es lo menos que podemos hacer por todas las personas que sacrificaron sus vidas para que nosotros pudiéramos vivir en un mundo mejor.

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