Desde 1972 cada vez que se prevé que el tiempo universal coordinado, o UTC, vaya a divergir en más de 0,9 segundos del Tiempo Universal, o UT, se le añade un segundo bisiesto, también conocido como segundo intercalar. De ahí que a veces hayan existido las 23:59:60 UTC del 30 de junio o del 31 de diciembre. O de ambos, pues ha habido años en los que ha habido que insertar dos segundos intercalares. Y podría haber años con más segundos intercalares, que de hecho se pueden insertar al final de cualquier mes UTC. Pero hay una propuesta de la más reciente Conferencia General de Pesas y Medidas (CGPM), celebrada en París hace unos días, que propone terminar con ellos.
El problema viene de que con el desarrollo de la tecnología hemos conseguido desarrollar relojes atómicos que son extremadamente precisos. Tanto que son más precisos que usar la rotación de la Tierra para medir el paso de los días. Así que de vez en cuando el Tiempo Atómico Internacional, o TAI, que es el se calcula a partir de la hora que mantienen ciertos relojes atómicos, y del que se deriva el Tiempo Universal Coordinado, termina por divergir en más de un segundo del Tiempo Universal, que es el que se determinaba gracias a la rotación de la Tierra, aunque en tiempos más modernos se usa la posición de ciertos cuásares en el cielo para determinarlo.
Para nuestra vida cotidiana en principio no tiene mucha importancia que UTC y UT diverjan. Aunque si los dejamos sin tocar el tiempo suficiente la diferencia acumulada podría llegar a ser de horas, ya que la rotación de la Tierra tiende a irse ralentizando. Pero para quienes se dedican a la astronomía, por ejemplo, es más interesante utilizar el Tiempo Universal, ya que va acompasado con la posición de los astros el cielo. De ahí que hasta ahora se hayan intentado mantener coordinados.
Además, con el uso cada vez más intensivo de sistemas automatizados y la existencia de cosas como la negociación de alta frecuencia, que funcionan con una precisión mucho menor que un segundo, complica lo de añadir los segundos intercalares, que además no se aplican de forma uniforme. Google, por ejemplo lo reparte en las 24 horas centradas en la medianoche UTC en la que hay que añadirlo; otras organizaciones lo añaden de repente después de las 23:59:59, y eso no termina de sentarle bien a ciertos programas…
Y de ahí la propuesta de eliminarlos en 2035. O antes si fuera posible. De hecho la propuesta de la CGPM es dejarlos apartarse durante al menos un siglo, tiempo en el que calculan que la diferencia entre ambos podría llegar a ser de un minuto. Y mientras tanto buscar otras opciones. Pero tampoco está claro que añadir un minuto intercalar entonces vaya a ser un problema menor de lo que lo es insertar un segundo intercalar ahora.
Eso sí, a quienes están tomando la decisión en 2022 les va a importar más bien poco lo que pase dentro de cien años.
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