Esta historia lleva unos días circulando y seguramente durará algunas semanas más. He preferido esperar unos días antes de publicar algo para ver y valorar reacciones y contra-reacciones. Como mago aficionado «en prácticas» que soy, la historia en sí no ha podido dejar de llamarme la atención. Y en Internet no ha sido fácil encontrar datos fiables ni actualizados… De modo que he hecho una recopilación de lo que he encontrado, e intentaré describir lo sucedido: antes, durante y después del ya famoso Sorteo de Navidad de 2003 y de la actuación de Anthony Blake.
Blake y el Gordo
El mentalista (o «Mago de la Mente», como prefiere autodenominarse) Anthony Blake se enfrentó a un gran reto el pasado 22 de diciembre: adivinar el número que resultaría premiado en el Sorteo de Navidad de la Lotería Nacional española, el famoso «Gordo de Navidad».
Para ello preparó su espectáculo junto con Antena 3 TV: el reto se resolvería delante de las cámaras en un programa especial el mismo día del sorteo. En los preparativos, seis días antes del sorteo, delante de las cámaras, Blake escribió su predicción en la primera página interior de un libro, Tu Poder Intuitivo, del que es autor. El libro quedó guardado en una caja de madera bajo llave.
La caja la cerraban tres llaves: una guardada por Blake, otra por Mar Saura, presentadora del programa, y otra por la empresa de seguridad Securitas Direct. La caja fue a su vez fue guardada bajo una urna de cristal. La urna quedó a la vista del público en el Centro Comercial La Vaguada de Madrid, custidiada por dos vigilantes jurados durante las 24 horas. Una webcam mostraba la imagen 24h a través del web de Antena 3 TV (también estuvo activa el día del sorteo).
Durante la semana, televisiones y periódicos se hicieron eco del reto y entrevistaron a Anthony Blake:
Si no acierto el número ganador, me iré de España. No compraré el billete de el Gordo, esto no es cuestión de dinero.
Como se suele decir, le echó dos cojones.
El día del sorteo, el domingo 22 de diciembre de 2002, la urna fue trasladada a las 7.30am desde La Vaguada, en un furgón blindado, hasta el estudio de Antena 3 TV desde donde se realizaba el programa, que comenzó a las 8.30am. Se vio la llegada del furgón al plató y cómo Anthony Blake no se acercaba en ningún momento a la urna.
Comenzado el sorteo a las 8.30am, aproximadamente a las 10.27am los Niños de San Ildefonso cantaban desde el Salón de Loterías y Apuestas del Estado el premio Gordo de 2002: el número 8.103, premiado con dos millones de euros.
Minutos después, en el plató de Antena 3 (esto no lo vi en directo, sino en un resumen posterior, pero cualquier comentario sobre el programa en directo será bienvenido) la presentadora del programa, Mar Saura, recogía las tres llaves de la caja, se dirigía a la urna, abría la caja con las llaves, extraía el libro y enseñaba la predicción acertada escrita en la primera página por Anthony Blake:
(…) El número premiado con el Gordo de navidad va a ser el 8.103
tal cual estaba en el libro que sacaron de la urna.
Además del asombro de la presentadora y de los aplausos del público, los medios se hicieron eco del reto superado por Anthony Blake a las pocas horas:
El mentalista Anthony Blake extrajo hoy de una urna cerrada hace seis días, nada más conocerse el primer premio del Sorteo de Navidad, una papeleta en la que aparece el número 8.103, lo que supone que ha resuelto con éxito la prueba organizada por Antena 3 Televisión. [ABC, Especial Lotería Navidad, 22 de diciembre de 2002]
El Enano
Dos días después del sorteo, el martes 24 de diciembre, el diario El Mundo publicaba la noticia titulada Adivinando a Anthony Blake bajo el llamativo subtítulo «El truco de El Gordo levanta la polémica».
Anthony Blake quiso convertirse en el David Copperfield español adivinando el número premiado en el sorteo de lotería de Navidad (…) Antena 3 sospecha que el mentalista simuló acertar el "gordo" valiéndose de »un enano« escondido bajo la urna (…) El equipo de producción está »sorprendido y aterrado« por la zafiedad del truco (…) Pese a que la urna estuvo vigilada por guardias de seguridad, hubo un momento propicio para el »truco«: su traslado en un furgón blindado.
El artículo firmado por Q. Alsedo y R.J. Álvarez no puede ser más zafio y malintencionado: cita vagas fuentes de Antena 3 sin dar nombres concretos, no incluye ningún comentario (le suponemos derecho de réplica) del propio Anthony Blake y se aventura, como muestra de su increíble necedad a sumergirse en las bambalinas del mundo de la magia y el ilusionismo, desvelando el «truco» (o al menos lo que los autores piensan o han oído que puede ser el «truco»). Lo peor es sin duda cómo cambian la descripción de un efecto mágico o mental por la palabra «truco» (con comillas) buscando el peor sentido peyorativo: engaño, falsedad, timo… sólo les habría faltado ser así de explícitos.
Incidentalmente: el gran experto en grandes ilusiones mágicas, David Copperfield (señores periodistas, se escribe con dos pes, por cierto) hizo prácticamente lo mismo el año pasado, cuando el 17 de febrero de 2001 predijo los números ganadores de la Loto 6/49 alemana («Lotto»), incluyendo el número complementario. Cierto sector de la comunidad mágica internacional se echó encima de Copperfield cuando en declaraciones posteriores aseguró:
No ha sido un truco (…) Ha sido más bien un experimento y un ejercicio mental. Los seres humanos sólo utilizamos el diez por ciento de nuestra capacidad mental.
A Copperfield sí que le crecieron los enanos por hacer estas afirmaciones (aparte de quedar como un tonto usando la clásica cita-memética tantas veces rebatida sobre el «uso de solamente el 10% del cerebro humano» - curiosidad: Blake ha caído en el mismo error en alguno de sus libros). La comunidad mágica no quiere en sus filas a ilusionistas que hagan creer al público que tienen «poderes», a lo Uri Geller, por las terribles implicaciones sociales que generalmente eso conlleva.
Anthony Blake no ha afirmado tener «poderes paranormales», ni que lo que hace no sean «trucos», ni haber usado sus «poderes» para adivinar el Gordo de Navidad. Su discurso es bien sencillo, como explica tras terminar sus actuaciones, y al entrar en su web:
Recuerden: Todo lo que han visto ha sido producto de su imaginación… no le den más vueltas, no tiene sentido.
A favor de la Magia
Recientemente apareció en el grupo de noticias es.rec.ilusionismo un artículo de Miguel Ángel Gallardo (Miguel pertenece Círculo Mágico de Madrid, de la Sociedad Española de Ilusionismo), titulado Aplaudiendo al Mago Anthony Blake:
La perversión mágica no está en el mago, sino en la mente de quienes no comprenden la magia (…) Hace falta ser estúpido para confundir a un mago con un estafador (…) El mago es el único profesional realmente honesto: te promete que te va a engañar, y al final resulta ser el único que cumple su palabra con integridad, y sin perjudicarte.
Finalmente, Anthony Blake ha podido comentar y rebatir en parte las «acusaciones» contra su espectáculo (declaraciones en el periódico La Nueva España):
- «Quieren echar basura a un sueño bien conseguido»: «La gente sabe cuál es mi profesión. No vivo de lo que yo hago. Vivo de lo que tú ves.» [otra versión]
- «Estuve siete horas en Antena 3»
El Mentalismo no es mi rama favorita de la Magia, aunque hay que reconocer que produce (como dice Blake) grandes reacciones entre el público. Incluso, por lo que se ve, también en algunos «periodistas» (sí: comillas / periodistas / comillas, de esos de «no dejes que la realidad te estropee una buena noticia»).
Si Anthony Blake hubiera ido de vacile como hizo Copperfield, yo mismo hubiera sido el primero en criticarle sin piedad - pero no lo ha hecho. No he leído sus libros y no puedo criticarlos. No me gustan en general los trucos de mentalismo, ni siquiera la propia palabra «mentalismo». No suelo hacer personalmente juegos de mentalismo, salvo rarísimas excepciones. Pero el mentalismo es la especialidad de Anthony Blake. Divierte y entretiene a la gente. Escribe libros sobre el tema. Y hace mentalismo en directo muy bien. Como él mismo dice, vive de lo que la mente de los demás ve. Y la suya es una profesión muy digna que merece respeto. Tras haber visto y leído sus declaraciones antes, durante y después de su actuación, tras apreciar cómo entiende la Magia y cómo plantea lo que hace, creo que se merece un nuevo aplauso y el respeto tanto del público como de los medios, los aficionados a la magia y los profesionales del mundo del ilusionismo.