En un experimento social que formaba parte del proyecto OLPD (One Laptop Per Child) enviaron 20 de las tabletas a unas aldeas aisladas en la zona de Addis Abeba (Etiopía) y simplemente las dejaron allí. El resultado fue sorprendente:
Simplemente dejamos las cajas, cerradas, sin más instrucciones. Pensamos que los niños pasarían un rato jugando con ellas, pero al cabo de cuatro minutos uno de los niños ya había abierto una caja, examinado el aparato y encontrado el botón de encendido (…) A los cinco días estaban usando unas 47 aplicaciones por niño cada día. Algunas de ellas enseñaban el alfabeto mediante canciones. Pues bien: en dos semanas estaban cantando la canción del A-B-C.
Pero además de eso, poco después esos niños que nunca habían visto un ordenador hackearon las tabletas con sus rudimentarios conocimientos, para sorpresa de los técnicos, que han ahora cuentan con una nueva forma de entender cómo difundir más rápidamente la tecnología y los equipos entre los que los necesitan.
Hay más detalles en este artículo que preparé para RTVE.es: Niños sin escolarizar que «aprenden a aprender» con sus ordenadores de 100 dólares.