Imagen: The World's Loneliest Tree, Intrepid Science.
Según Wikipedia el Antropoceno (el período del ser humano moderno) no tiene una fecha de inicio determinada. El término, acuñado en 2000 por Paul Crutzen (premio Nobel de química en 1995), trata de identificar la época geológica actual en la cual el hombre tiene un impacto significativo sobre la tierra y los ecosistemas: “algunos investigadores consideran que el Antropoceno se inicia con la Revolución Industrial (a finales del siglo XVIII), mientras que otros investigadores remontan su inicio al comienzo de la agricultura.”
Sin embargo hay quien considera que el impacto del hombre en esas épocas es efímero a escala geológica. Es decir, no dejaría una huella tangible con el paso de los siglos y de los milenios.
En The Conversation, Anthropocene began in 1965, according to signs left in the world’s ‘loneliest tree’,
Uno de los principales candidatos a definir el comienzo de la época Antropocena es el pico de elementos radiactivos producidos por las pruebas de bombas termonucleares en superficie, la mayoría de las cuales ocurrieron en el punto álgido de la Guerra Fría a principios de la década de 1960. El problema desde el punto de vista del geólogo es que la mayor parte de los registros de este pico de radiactividad se han encontrado en el hemisferio norte, que es donde se realizaron la mayoría de las pruebas. Demostrar un impacto humano verdaderamente global requiere encontrar una señal en un lugar remoto y prístino en el hemisferio sur que se haya producido al mismo tiempo que en el hemisferio norte. Aquí es donde entra nuestro estudio.
El estudio al que se refieren en The Conversation (Global Peak in Atmospheric Radiocarbon Provides a Potential Definition for the Onset of the Anthropocene Epoch in 1965) demostrarían que los ensayos nucleares han tenido un impacto global desde, precisamente, finales de 1965: de esa fecha proceden las trazas de partículas radiactivas encontradas en la madera del conocido como “el árbol más remoto del planeta”: localizado en la isla Campbell (a 640 kilómetros al sur de Nueva Zelanda y a más de 270 kilómetros de cualquier otro árbol) esta conífera “ha registrado el radiocarbono producido por las pruebas de bombas atómicas y su madera muestra un pico en 1965, justo después de que las pruebas nucleares fueran prohibidas.“
De modo que este registro está localizado en un lugar remoto, está en el hemisferio sur y está lejos de donde se realizaron pruebas atómica, y permanecerá en el registro geológico durante decenas de milenios o más: “este abeto es un marcador potencial para determinar cuándo comenzó la época del Antropoceno.”