Por Nacho Palou — 26 de noviembre de 2007

En el último medio siglo han sido muchos los incidentes con armas nucleares que se ven implicadas en accidentes más o menos graves. O de bombas que se traspapelan aunque luego se recuperan en mejor o peor estado. Pero también hay casos de armas nucleares a las que se les ha perdido la pista, normalmente bajo el mar, y aún no se han encontrado.

Según la recopilación de Las armas nucleares perdidas sólo en el año 1968 hubo tres casos graves:

  • 11 de Abril: El submarino sovietico K-129 se hunde con 98 tripulantes y 5 armas nucleares entre torpedos y misiles. Años después, la CIA intenta recuperar el submarino construyendo para ello un barco especial, el Glomar Explorer. Oficialmente, la operación fue un fracaso y parte o todas las bombas siguen en el fondo del mar.
  • 21 de mayo: El submarino USS Scorpion se hunde a unos 800 kilómetros al sudeste de las Azores. Se pierden 99 vidas, un reactor nuclear y dos torpedos con cabezas nucleares. El submarino ha sido localizado pero, por ahora, no se ha intentado recuperar ningún resto.
  • 21 de junio: Un B-52 cargado con cuatro bombas atómicas se estrella en las cercanías de la base Thule en Groenlandia. El incendio posterior y la explosión de las cargas químicas provoca el caos en la zona incluyendo una nube radiactiva, la fusión de la capa de hielo y la caída de uno o dos bombas al océano. Una fue recuperada y hay sospechas de que otra aún permanece en el fondo.

Estos son los casos públicamente conocidos. Y tampoco resulta muy esperanzador que aún hoy se produzcan errores “tontos” en torno a la manipulación y uso de armas nucleares.

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