En esta pequeña producción de Digg se nos muestra el arte de la imprenta en todo su esplendor: cuán diferente es trabajar con tintas, piezas de metal y madera frente a hacerlo con ordenadores que hacen bip bip.
Tal y como dice el impresor de Bowne and Co. Stationers en Nueva York, uno de los pocos sitios que todavía se dedican a ese trabajo de forma artesanal, es algo que tiene su encanto, un punto de nostalgia, arte y el regusto del trabajo bien hecho. Es el tipo de negocio que ya está asociado con encargos del tipo «invitaciones de boda» y similares, nada de última tecnología. La parte buena: al menos en esas imprentas no existe la Comic Sans.
La tecnología de Bowne son básicamente máquinas del siglo XIX que todavía funcionan sin demasiados problemas. «El tipo de máquinas gigantescas y pesadas que podrían hacerte perder algún miembro si te despistas, a diferencia de los ordenadores» – dicen. Las materias primas son todas de la máxima calidad, otra de las ventajas de trabajar en un sitio así.
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