Por @Alvy — 25 de marzo de 2008

El inevitable desplazamiento temporal de la primavera se acerca, algo de lo que no podemos escaparnos. En 2008 será la próxima madrugada del sábado al domingo 30 de marzo: hay que adelantar una hora el reloj. Las 2:00 de la madrugada del domingo pasarán a ser las 3:00, por lo que perderemos una hora fantasma y ese día tendrá 23 horas únicamente: 82.800 segundos nada más. Es el tradicional cambio debido al Horario de verano que se realiza dos veces cada año.

Por aquí nos hemos preguntado más de una vez si realmente sirve para algo el cambio de hora, tanto a nivel de ahorro energético como de trastornos, especialmente transportes (aunque tienen margen para llegar todos «a su hora») y sobre todo las actividades rutinarias de los animales de las granjas y las personas (ej. bebés y niños pequeños). Por no hablar de cambiarle la ahora a tropecientos gadgets.

Según cuentan en la Wikipedia, esta idea del cambio de hora se la debemos a Benjamin Franklin, quien en 1784 lo propuso como medidas para el ahorro energético. (En cambio en Genciencia lo atribuyen a William Willet hacia 1916). Es un asunto que sigue siendo controvertido a muchos niveles. Incluso se han esgrimido a veces cifras positivas en reducciones de accidentes de tráfico (que tal vez se evitan debidos a menos problemas de sueño, o superior visibilidad) o mejoras en la circulación de las calles. Pero nada de eso parece ser concluyente.

Véase también el Insignificante cambio de hora, una anotación de Javier Armentia donde el año pasado se explicaban los detalles sobre las dudas que hay respecto al tema del ahorro energético.

En cualquier caso, el efecto subjetivo del cambio también es interesante: a mi me alegra mucho cuando llega el cambio de la primavera, tener más horas de sol por la tarde y todo eso, del mismo modo que me apena un poco el del invierno porque parece que la oscuridad se adueña de los días y el cambio del invierno parecer acortar las tardes mucho más.

Actualización (26 de marzo de 2008): Wicho ha escrito una anotación titulada El horario de verano podría aumentar el consumo de energía donde se explican algunos de los detalles controvertidos sobre el asunto, incluyendo que el cambio de costumbres de la era moderna (hoy en día consume más el aire acondicionado y otros aparatos que la luz de las casas) pueden anular el supuesto efecto de ahorro. Según un estudio incluso parece que tal vez con el horario de verano se consuma más que si no se cambiara.

Actualización (27 de marzo de 2008): Otro interesante artículo: ¿Seguro que compensa el cambio de hora? en Soitu.

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