Por @Alvy — 24 de octubre de 2016

Viejo relojEste fin de semana, en la madrugada del próximo domingo 30 de octubre (es decir, en la noche del sábado al domingo) a las 3:00 volverán a ser las 2:00.

Ese día Tierra ocupa –más o menos– la misma posición que todos los años en su órbita alrededor del Sol y por extraños y curiosos caprichos históricos llega el aciago día del cambio al horario de invierno. Tal y como se viene experimentando desde hace semanas los días son cada vez más cortos y las noches más largas. Y esa diferencia seguirá aumentando hasta el solsticio de invierno (este año el 21 de diciembre) y luego irá recuperando minuto a minuto hasta primavera, cuando se cambie de nuevo el horario. El domingo habrá que ajustar la hora de cuantos relojes haya en casa.

En definitiva, esa noche del sábado al domingo podremos dormir una hora más, pero a costa de andar un poco zombies, en especial en el caso de los niños y las personas mayores – por no hablar de las vacas, gallinas y otros animales de granja que a veces ven cambiados sus horarios cotidianos y de alimentación.

Tras décadas de gran polémica sobre los efectos del cambio de horario y a falta de un consenso científico sobre hasta qué punto influye realmente en nuestra actividad cotidiana todo sigue igual y no tiene visos de que vaya a cambiar. España no pasará al «horario de Greenwich» que le correspondería en vez de estar constante y artificialmente desplazada. Por más que este año se quejen en Baleares lo «aprueben» regionalmente. Porque aunque lo aprueben quien debe aceptarlo oficialmente es el parlamento del Gobierno central. Y va a ser que no.

{Foto: Reloj (CC) Ales Krives @ Unsplash}

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