Por si alguien pensaba que el panorama general no era suficientemente chungo, llega el temido y siempre inevitable cambio al horario de invierno: el momento más triste y deprimente del año – al menos según opina un montón de gente con la que lo he comentado. A partir de ahora y hasta el solsticio de invierno (este año el 21 de diciembre) las tardes se hacen más cortas y las noches casi interminablemente más largas.
Pues nada, ya está aquí una vez más el cambio al horario de invierno, con lo que a las 3:00 de la madrugada del domingo 26 la hora oficial volverá a ser las 2:00.Esto aproxima más el horario oficial al horario solar, aunque lo que hacemos en realidad con este cambio es abandonar el horario de verano, que se supone que entre marzo y octubre permite un menor consumo energético porque las horas de actividad de la gente se aproximan más a las de luz solar.
Claro que todo esto es bastante discutible, en especial para los que vivimos en regiones en las que el horario oficial ya difiere considerablemente del solar, y de hecho hay quien dice que el horario de verano podría aumentar el consumo de energía.
Lo curioso es que en la mayor parte del mundo ya no se emplea, o incluso nunca se empleó, el horario de verano, con lo que se ahorran estos dos cambios de hora al año.
Aplicación del horario de verano en el mundo: en azul, los países que lo emplean; en naranja los que ya no lo usan; en rojo los que nunca lo usaron
En definitiva, esta noche podremos dormir una hora más, pero a costa de andar unos días un poco zombie, en especial en el caso de los niños y sus padres y de las personas mayores, de tener que cambiar de hora unos cuantos relojes, y de que las noches se hagan casi insoportablemente largas y oscuras.