Por @Alvy — 1 de noviembre de 2006

Leí algo parecido a esta historia creo que fue en Mind Hacks y algún que otro libro, aunque de forma más breve, y se me ocurrió ampliarlo. Tiene que ver con la forma en que nuestro propio cerebro nos engaña para construir en nuestra mente un modelo de la realidad a partir de información que sabemos que no es del todo real. Tiene un poco que ver con algo que se denomina «suspensión momentánea de la incredulidad» (o «de la realidad»), algo que hacemos a menudo automáticamente y que se parece al «modo mental» que inconscientemente nos ponemos cuando disframos de un número de magia o ilusionismo.

Considera una situación cotidiana como la siguiente: estás sentado cómodamente en el salón de tu casa viendo por enésima vez un episodio de Star Trek, en el que Kirk, Spock y Scotty intentan salvar desesperadamente la nave de un ataque Klingon, tras haber aterrizado en algún planeta lejano. En esa situación del MundoReal™ (tú en tu salón) te encuentras simplemente inmerso en la historia de aventuras espaciales. Pero si lo vieras desde fuera, esto sería lo que realmente estaria sucediendo:

  • Tu cerebro ignora por momentos que la historia estás viendo es de ficción, que está situada en un futuro lejano que no es real, en un lugar lejano que tampoco existe.
  • Tu cerebro te hace pensar que Kirk, Spock y McCoy son personajes reales, cuando en realidad son otras personas actuando e interpretando un papel.
  • Tu cerebro pasa por alto que los decorados baratos son de cartón piedra y las naves, miniaturas. A cierto nivel crees que esos escenarios y naves espaciales existen y que los protagonistas viajan en ellas.
  • El montaje cinematrográfico requiere grabar cada escena con múltiples tomas, diferentes planos y saltos temporales, algunos bastante evidentes. Tu estás viendo la serie en televisión, pero para tu cerebro todo tiene una continuidad perfecta, como si estuvieras viviendo en 45 minutos uno o varios días reales de acción. (Y si has visto alguna vez un making of te das cuenta de que ni siquiera cuando dos personajes dialogan fueron grabados al mismo tiempo.)
  • Tu cerebro escucha la voz de los actores mientras les ve mover los labios, aunque en realidad son personas hablando en otro idioma. Realmente estaban hablando en inglés, pero tú escuchas otras palabras en castellano. Cada vez que ves una película doblada se produce este genial efecto, que aceptas con total naturalidad. ¡Por favor! La voz de Kirk es en realidad de una persona real llamada Constantino Romero, al que incluso habrás visto en otros programas, pero tu cerebro también ignora eso a menos que te fijes especialmente en ello.
  • Tu cerebro utiliza trucos ingeniosos para hacerte creer que una imagen plana en la pantalla de la televisión es en realidad una escena real en tres dimensiones. Más adelante lo recuerdas todo con profundidad y detalle, y podrías hasta construir un modelo 3-D bastante aproximado del puente del Enterprise.
  • Si estás concentrado en lo que estás viendo, tu cerebro ignora toda imagen que haya alrededor de la televisión y los ruidos de ambiente, concentrándose en la historia.
  • Aunque tus ojos realmente están viendo 25 fotogramas o «imágenes estáticas» por segundo procedentes de la televisión, tu cerebro te hace creer que el movimiento es tan fluido y continuo como el del MundoReal™. Este otro efecto, como el del doblaje, también es genial que exista en nuestras mentes, porque sin él no podríamos disfrutar ni del cine ni de la televisión. (Se cree que algunos animales como los insectos, ven muchos más «cuadros por segundo» de modo que para ellos ver la tele es como mirar una sucesión de diapositivas.)

Lo más curioso del asunto es que a pesar de estar siendo «engañados» por nuestro cerebro a todos estos niveles, de forma simultánea y continua, disfrutamos viendo el episodio plácidamente. Ni nos enteramos que nos estamos autoengañando. Eso nos causa sensaciones y emociones reales: humor, miedo, tensión o romance. Finalmente, lo añadimos todo en nuestra memoria como una experiencia más que podremos recordar en el futuro igual o mejor que cualquier experiencia real que hayamos vivido.

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