Por @Alvy — 4 de octubre de 2012

Mañana viernes 5 de octubre el mago, ilusionista y escapista David Blaine ha preparado un nuevo «reto» al que se someterá durante 72 horas: permanecer conectado a unas bobinas Tesla con una tensión eléctrica de «un millón de voltios». Dicho así suena a burrada –y este tipo de actuaciones suelen estar un tanto dramatizadas y magnificadas– y es que el voltaje de estas bobinas inventadas por Nikola Tesla es del orden de los cientos de miles de voltios.

El asunto está en que acercarse a una bobina Tesla sin protección es el tipo de cosas poco recomendable que están marcadas con un gran letrero de «ALTO VOLTAJE: PELIGRO DE MUERTE».

Así que David Blaine se vestirá con un pesado traje aislante al estilo «cota de malla» que le servirá como jaula de Faraday, que es como se domeñan estas bestias eléctricas. En teoría la corriente circulará por el traje pero no por su interior, de modo que no estará en contacto «directo» – aunque a su alrededor se verán efectos espectaculares tales como rayos de colores e incluso sonidos que los espectadores podrán modular a distancia.

En total habrá siete bobinas Tesla y han calculado que alrededor del cuerpo del ilusionista habrá «un millón de voltios», lo cual es un valor un tanto relativo, poco comparable con el de los enchufes que hay en nuestros hogares porque otros factores como la intensidad y frecuencia son bastante distintos.

Sobre lo que sucederá exactamente, sólo podemos hacer suposiciones: los experimentos con bobinas suelen ser puntuales y no creo que nadie haya pasado mucho rato rodeado de ellas más de unos minutos, así que ahí está parte del misterio e interés del asunto.

Omega Recoil
La gente de Omega Recoil en un espectáculo con bobinas Tesla
El montaje de David Blaine tendrá un aspecto parecido,
un pedestal de 6 metros de altura y 7 bobinas alrededor

El reto es toda una proeza – pero como sabemos, al igual que ha hecho en otras ocasiones, puede dominarse con entrenamiento: estar 72 horas despierto, de pie, subido en un pedestal a 6 metros de altura, sin comer… todo eso es difícil e incómodo, pero alcanzable con meses y meses de paciencia. Como siempre, los médicos controlarán su salud (física y mental) y estará constantemente monitorizado. (Aunque no se especifica, es habitual también que en este tipo de proezas se incluyan algunas pequeñas pausas a lo largo del día.)

Es de suponer que Blaine y su equipo habrán hecho las pruebas y entrenamientos adecuados antes del evento. Lo que suceda puede que sea sorprendente para los espectadores, pero quizá tanto para el protagonista. No sería raro que ya hubiera probado a estar un gran número de horas conectado para experimentar la sensación; quizá 24 o 48 horas incluso – y tan solo se trate de alargar un poco más el acto a modo de show. Si hubiera algún tipo de peligro real, ya habría sido detectado, como por ejemplo el ozono y el dióxido de nitrógeno que generan las bobinas, que serán convenientemente ventilados.

Lo verdaderamente peligroso del reto puede ser que surjan imprevistos, que haya descuidos o que se produzcan fallos técnicos, porque estamos hablando de equipamiento realmente peligroso que te puede dejar fulminado simplemente por un descuido – del mismo modo que un coche de Fórmula 1 viajando a 300 km/h es seguro pero no puedes permitirte perder el control un solo instante. Y aquí estamos hablando de 72 horas continuas. En todas partes se indica que una descarga inesperada de tanta eletriidad puede producir una eletrocución y un parón del corazón de una persona de forma fulminante y probablemente irreversible.

Pero, aparte de todos estos peligros, puede que algo peor que la muerte aceche a Blaine; algo oscuro y tenebroso a lo que tendrá que enfrentarse una vez baje del escenario: la factura de electricidad de esos tres días, que seguro no será pequeña… ¡Esperemos por su bien que la pague el patrocinador!

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