Un fragmento de página del Manuscrito Voynich acerca de las plantas, con palabras como «masas» (gallego), «anais» (portugués), «naus» (catalán) y «eme ea» (latín), todo mezclado con lengua protorromance
Está escrito en protorromance, una lenguaje ancestral ya extinta de la que provienen el portugués, el español, el francés, el italiano, el rumano, el catalán y el gallego, entre otras. Su aspecto es muy raro porque las combinaciones de signos no nos son familiares; además hay otros signos que nos resultan desconocidos. No usa puntuación y está todo en minúsculas, sin consonantes dobles. Tiene diptongos, triptongos, cuatriptongos e incluso quintintongos para abreviar la fonética, además de algunas palabras y abreviaturas en latín. Algunos símbolos tienen variantes para indicar los acentos fonéticos o los inexistentes signos de puntuación. – Dr. Gerard Cheshire
Wicho me avisó de la publicación de un trabajo sobre el descifrado del Manuscrito Voynich en la revista Romance Studies: The Language and Writing System of MS408 (Voynich) Explained. Como cada año aparecen nuevas historias acerca de este misterio criptográfico de la antigüedad no suelo hacerles mucho caso, pero esta vez tenía buena pinta. Aunque, como siempre, hay que tomárselo con cautela, tanta como la Wikipedia en inglés –que ni siquiera ha incluido la referencia hasta que tenga más fuentes– especialmente porque las noticias sobre el descifrado suelen ser muy, muy exageradas. [Efectivamente, son sumamente exageradas. Ver notas adicionales al final.]
Tras el último intento/teoría que comentamos por aquí en 2017 («es una especie de taquigrafía del latín clásico») hubo otro de la Universidad de Alberta empleando un software de inteligencia artificial («es hebreo pero escrito como alfagramas») pero que tampoco resultó. Este nuevo intento es de un académico de la Universidad de Bristol (Gerard Cheshire) quien dice haber necesitado tan solo un par de semanas. El libro está escrito en lo que llama «protorromance», una lengua que supuestamente ya no existe pero de la que provendrían muchos lenguajes europeos y que es de todo menos intuitiva, de ahí que nos resulte tan complicada de entender, porque no se escribió con los sistemas modernos de escritura.
¿Y de qué trata? Según dice Cheshire, es un «compendio de información sobre remedios herbales, baños terapéuticos y lecturas astrológicas relativas a asuntos de la mente femenina, del cuerpo, de la reproducción, de la crianza de los hijos y del corazón, de acuerdo con las creencias religiosas católicas, romanas y paganas de los europeos mediterráneos durante el período medieval tardío». Más concretamente, dice que el propio manuscrito revela que lo recopiló una monja dominica como fuente de referencia «enciclopédica» para su monasterio. La prueba de carbono-14 lo dató hacia el año 1404–1438.
Todavía están trabajando en la traducción completa del Manuscrito Voynich [lo cual sigue siendo una de las pistas acerca de que algo raro sucede.] Al menos se ha publicado en una revista especializada [aunque no está muy claro qué revisión por pares ha recibido].
Actualización (16 de mayo de 2019) – Enrique nos comentó por Twitter que «En opinión de René Zandbergen, uno de los expertos en el tema no parece que esta sea la solución definitiva. «El trabajo publicado deben haberlo revisado reporteros de los medios.» Aparte de eso también tenemos este artículo de Ars Technica: No, someone hasn’t cracked the code of the mysterious Voynich manuscript, donde se explica que sus explicaciones son parecidas a otras anteriores y que según han preguntado no ha convencido a los expertos en el tema.
Actualización (otra) – La Universidad de Bristol se desentiende de «la movida» y dice que es un asunto privado del investigador asociado. Aquí un buen hilo de Enrique en Twitter explicando todo el asunto. Una pena, como dice.
Relacionado: