El edificio de doce plantas de la foto, localizado en China, cayó como una ficha de dominó –afortunadamente no había nadie en él, y no había otros edificios contiguos– mientras se realizaban las obras de construcción de un garaje.
Para ello se excavó junto a una de las caras del edificio un hueco de más de cuatro metros y medio. En el lado opuesto se depositaron los escombros extraídos durante la excavación. Las lluvias contribuyeron a que el montón de escombros ejerciera una presión desde uno de los lados del edificio equivalente a 3.000 toneladas, suficiente para desplazar los cimientos –de pilares huecos y al parecer poco resistentes– hacia el lado en el que se había excavado el suelo, por lo que los cimientos se quedaron sin apoyo lateral causando la caía a plomo de la construcción, tal y como se explica en Different Kind of Real Estate Crash.
(Gracias por el enlace, José Ramón.)