Salon publicó esta mini historia un grupo de gente cuyo original trabajo consiste en guardar el turno en las colas de ciertos eventos a otras personas. Trabajan en las colas de cines, tiendas y locales de moda; llegan a cobrar hasta 25 dólares la hora (unos 20 euros). Si se multiplica eso por unas cuantas horas al día pueden llegar a ser 1.000 dólares a la semana. Mildolaristas semanales.
Se autodenominan el único equipo de «profesionales esperadores de colas» en Nueva York (@sold_inc, Same Old Line Dudes); su inventor se considera el «CEO de su propia empresa» (sic.).
Desde el punto de vista económico/matemático las colas son una forma de racionamiento de «bienes limitados y muy deseados» (iPhones, productos en rebajas o entradas para un concierto) o servicios (acceso a la discoteca de moda, al saludo de un famoso o a la experiencia de un evento único). Como «el primero que llega es al primero que se atiende» la lógica económica de la escasez hace subir el precio de una posición en la cola - cuanto más al principio, mejor. Y como «el tiempo es dinero» hay gente sobrada de pasta que si valora más su tiempo que lo que cuesta pagar a otra persona por su presencia física puede cerrar un buen negociete.
A esto que es más viejo que las calzadas romanas lo llaman ahora modernamente «uberización». Sí, por Uber.
Tal y como se ve en el vídeo uno de los últimos trabajos de este equipo consistió en esperar 48 horas en la cola de una de las Apple Store de Nueva York para comprar el primer iPhone 6s. Negoció 1000 dólares por sus servicios y esos ingresos en dos días le permitieron hasta pedirse pizza para comer mientras esperaba. Haya viento, lluvia o nieve, eso sí.