Por @Alvy — 19 de mayo de 2014

Probdying

Las tablas de mortalidad son un instrumento estadístico importante que mide la mortalidad según la esperanza de vida de la población y su edad. También sirve así como para calcular todo tipo de datos importantes: longevidad, vida matrimonial, vida laboral… Para las empresas de seguros estos datos son fundamentales, puesto que se utilizan para calcular los seguros por discapacidad, enfermedad o muerte.

Steve Viglione creó una gráfica que estima la probabilidad de morir en menos de un año [gráfico 2 de la página] en base a estas tablas, de forma bastante limpia y clara. En el eje horizontal, tu edad actual; en el vertical, la probabilidad expresada como un porcentaje. Cuanto más te aproximas a los 80, 90 o 100 años, más alta es esa probabilidad – tan alta como un 35 o 40% si llegas a centenario. Y si llegas a 115, que estará cerca de los récords de edad conocidos, la probabilidad se dispara al 85%: una muerte segura.

Pero esto se va acumulando: si tienes la suerte de superar el fallecimiento un año en el que la probabilidad de morir es del 30% al año siguiente has de conseguirlo de nuevo (!) Ese es el «problema». Y es que según la llamada Ley de Gompertz la probabilidad de morir aumenta exponencialmente a cada segundo de tu vida que pasa, algo tan real como inexorable. Viene a ser algo así como lanzar un dado de 100 caras, donde el 1 significa «estás muerto»: es improbable que suceda en una tirada cualquiera, pero si has de repetir cada año al final es bastante probable que alguna vez suceda.

En la misma página [arriba] hay otra gráfica sobre la esperanza de vida, un poco más sencillo: en el eje horizontal, tu edad actual – atravesando épocas como la juventud, el matrimonio o la jubilación. En el vertical, cuántos años –probablemente– te quedan. La suma se aproxima siempre a la esperanza de vida para cada sexo, unos 77 años (hombres) o unos 80 (mujeres), datos de Estados Unidos.

Esto último es importante: los datos de las tablas de mortalidad y esperanza de vida pueden variar significativamente de país a país, aunque por lo general los occidentales tengan valores similares y más altas mientras que los países en desarrollo manejan cifras más bajas. Esto puede verse comparando la tabla de Estados Unidos, la de México o la de España (para variar en una web difícil de manejar e incómoda para visualizar).

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