Por @Wicho — 15 de julio de 2010

Sobre el papel el Anti-Counterfeiting Trade Agreement, o Tratado de Negocios Anti Falsificaciones, que está siendo negociado entre los Estados Unidos y Australia, Canadá, Corea del Sur, Japón, Marruecos, México, Nueva Zelanda, Singapur, la Unión Europea, y algún país más, tiene como objetivo luchar contra el tráfico y la venta de falsificaciones de todo tipo.

Pero su problema fundamental es que estas negociaciones, que se vienen llevando a cabo desde 2008, se venían manteniendo en secreto.

Así, hasta hace muy poco, en concreto hasta abril de este año cuando por fin se publicó el texto que se estaba negociando gracias a la presión de numerosos grupos de defensa de los derechos civiles, usuarios de Internet de todo tipo, e incluso del Parlamento Europeo, todo lo que se sabía públicamente del tratado era gracias a filtraciones.

Ese borrador parecía más garantista con los derechos de los usuarios de lo que se esperaba, pero al estar el proceso de negociación abierto nada garantizaba que no se introdujeran cambios a peor en él.

Y de hecho, tras acabar la más reciente ronda de negociaciones en Lucerna, este martes la Comisión Europea ha permitido que los negociadores del tratado informaran al Parlamento Europeo a puerta cerrada, sin que conste nada por escrito de esa reunión, lo que hizo que el eurodiputado Christian Engström, que es uno de los más fuertes opositores al tratado se saliera de la reunión una vez que se le confirmó que no podría informar de nada de lo allí tratado.

Con esto, a mi modo de ver las cosas, la Comisión ha ninguneado al Parlamento Europeo, que es la única de las instituciones europeas que se escogen por votación popular.

Y para más inri, ayer el Comisario de Comercio, Karel De Gucht, informaba también a los eurodiputados miembros de la Comisión de Libertades Civiles sobre el tratado, de nuevo sin dejarles ver el texto de este y anunciando claramente que no descartaba la creación de una ley de tres avisos europea.

Pero se ve que a alguien todo esto no le ha gustado nada, y ya circula por ahí el texto del tratado tal y como se ha discutido en Lucerna [PDF 8,7 MB].

Aunque se supone que el tratado ACTA es para luchar contra las falsificaciones y su tráfico internacional, lo cierto es que incluye un apartado dedicado a Internet en el que podemos encontrarnos con que nos cuelan cosas que pintan realmente mal.

Así que échale un ojo, y si en efecto ves algo que no te gusta, no olvides que se está intentando que el número suficiente de europarlamentarios firmen en su contra para que, aunque no se vinculante, al menos quede clara la oposición del Parlamento Europeo a este tratado y a cómo se está negociando.

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