Aunque sea escrito y enviado desde el ordenador del trabajo, desde hace algún tiempo ya hay una sentencia que dice que el correo electrónico de los trabajadores es privado.
Ahora, una nueva sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid dice que no sólo no se puede instalar nada que permita acceder al correo de un empleado sin permiso, sino que hacerlo puede constituir un delito de descubrimiento y revelación de secretos, como cuentan en Kriptópolis en Caso COAPI: confirmado el procesamiento de dos dirigentes.
Lo malo, si no me equivoco, y aquí es donde se pone IANAL, es que en España las sentencias no sientan precedente legal, por lo que otro caso similar podría tener resultados distintos.