Por Nacho Palou — 12 de enero de 2009

Faro Radiactivo en Rusia
Faro nuclear abandonado en la costa rusa en English Russia.

La anotación Abandoned Russian Polar Nuclear Lighthouses (Faros nucleares abandonados en el ártico ruso), ilustra con varias fotos el estado de deterioro de uno de las decenas de faros con generadores nucleares que existen a lo largo de la costa más al norte y más remota de Rusia.

En la época de la Unión Soviética, el Partido Comunista decidió construir una cadena de faros que guiaran a los buques en los oscuras y largas noches polares a través de las costas inhabitadas del país [...] Al estar situados en zonas a cientos de millas de cualquier lugar habitado los faros debían ser totalmente autónomos [...] Se optó por instalar pequeños generadores nucleares que proporcionarían electricidad a los faros durante años, sin necesidad de intervención humana.

La historia, como no podría ser de otra manera y aunque es un episodio no concluido, no salió según lo previsto: el colapso de la Unión Soviética llegó hasta los faros nucleares de las remotas tierras del norte.

Éstos dejaron de funcionar tiempo después, principalmente debido a la llegada de buscadores de metal que los asaltaron para llevarse todo lo que encontraran en su interior –incluyendo tal vez una buena dosis de radiación.

En 2003 en Cabo Pihlissar, cerca de Kurgolovo, se encontró el generador radiactivo de uno de estos faros a unos 200 metros de éste, “sumergido en aguas poco profundas del Már Báltico”.

Buscando más al respecto encontré el artículo Documento PDF Control Remoto: Desmantelando RTGs [PDF, 184 KB], de Malgorzata Sneve, publicado en la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA por sus siglas en inglés) donde cuenta un poco más acerca de los faros nucleares.

Los faros utilizan un tipo de Generador Termoeléctrico de Radioisótopos (GTR), “un simple generador eléctrico que se alimenta por desintegración radiactiva.”

Los GTR se pueden considerar como una especie de batería y se han empleado como fuentes energéticas en satélites, sondas espaciales e instalaciones remotas sin personal, como los faros. En general, los GTR son las fuentes más adecuadas para sitios sin personal ni mantenimiento, que necesitan apenas unos centenares de vatios, o menos, de energía durante períodos demasiado largos para que resulte económico alimentarlos por medio de células de combustible, baterías o generadores, y son también adecuados allí donde no son viables las células solares.

Es el tipo de fuente de energía que proporciona electricidad a diversas sondas espaciales, entre otras la míticas sondas Voyager –lo que las permitió seguir funcionando y enviando datos aún cuando estaban ya muy lejos de la luz solar.

A diferencia de una central nuclear, en un GTR no puede producirse una fusión del núcleo ya que no hay reacción en cadena ni hay fisión.

En un GTR el calor se libera al desintegrarse un material radiactivo y se convierte en electricidad por medio de una serie de termopares.

Es decir, que la energía se produce a partir del calor originado por el GTR. Por tanto el riesgo tiene su origen en el propio material nuclear en descomposición. Los GTR utilizan normalmente estroncio-90 que está clasificado como fuente de categoría 1: máxima peligrosidad que puede producir graves quemaduras y la muerte por exposición.

Faros radiactivo abandonado en RusiaDe hecho, en Georgia en 2001 y 2002 aparecieron varios GTR del mismo tipo, de origen soviético, abandonados en bosques y los cuales causaron graves lesiones y quemaduras a los leñadores y pastores que los encontraron en los diferentes casos.

Actualmente todos los GTR instalados en los faros han superado su tiempo de vida. Según el Organismo Federal de Energía Atómica de la Federación de Rusia (Rosatom), de entre los más de 650 GTR que es necesario retirar y sustituir en Rusia, 200 está (o estaban) instalados en faros de las regiones de Murmansk y Arkhangelsk, una región relativamente cerca de Noruega.

Precisamente Noruega colabora desde finales de los 90 para llevar a cabo la retirada, lo antes posible, de todos los GTR de la región noroeste de Rusia. Una colaboración que, a pesar del riesgo del proceso, de momento ha conseguido retirar un tercio de los GTR sin incidentes.

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