Este artículo se publicó originalmente en Sin vuelta de hoja, un blog de MásMóvil donde colaboramos semanalmente con el objetivo de contar cosas sensatas y relajantes relacionadas con la tecnología y la ciencia.
Dado que es un bien de prácticamente primera necesidad, el combustible hay que pagarlo al precio al que toque cuando se reposta en las gasolineras. Pero debido también a que el precio puede variar ligeramente de unos a otros establecimientos, eso significa también que se puede optimizar ese precio, pagando el mínimo posible.
Una de las ideas que ya comentamos por aquí es comparar los precios para conseguir gasolina más barata gracias a Internet: son muchos los servicios comparadores de este estilo que indican dónde elegir el surtidor más barato a una distancia razonable de donde se encuentra el coche. Pero, además de esto los conductores han aprendido por experiencia propia que hay otras reglas que se aplican a los precios en general a lo largo del año. Ahora un estudio ha venido a confirmarlo.
El gobierno recauda grandes beneficios de los impuestos del combustible y participa en la regulación de los precios, entre otras cosas por su influencia en el Índice de Precios al Consumo (IPC) de cada mes. Si se observan y analizan los precios en diferentes épocas y momentos, tal y como ha hecho un estudio del RACC Automóvil Club, emergen esos patrones: la gasolina siempre sube justo antes de las vacaciones y los puentes, y por lo general es más cara en las estaciones de servicio de las autopistas que en las del resto de vías e incluso la ciudad.
Los tres consejos prácticos del RACC para el ahorro son estos:
- Repostar en lunes en vez del sábado
- Repostar antes de entrar en una autopista
- Repostar unos días antes de una operación salida
Naturalmente, cuando toca, toca, y si los precios tienen una tendencia al alza será imposible evitar pagar más al cabo de algunas semanas –a menos que también sigas el IPC y te de la impresión de que el Gobierno va a bajar precios para evitar que la inflación suba en demasía. Pero, mientras tanto, con estas ideas y la búsqueda de surtidores baratos puedes optimizar el precio pagado respecto al resto de conductores. Ni que decir tiene que cualquier oferta de descuentos por pago con tarjetas de fidelización, clubes de seguros, hipermercados, etc… debería ser aprovechada también, porque va “directa a la hucha”, aunque sea un pequeño porcentaje del total.
Recordemos que en un depósito normal de 40 o 50 litros, una diferencia de menos de 10 céntimos por litro puede suponer entre 3 y 5 euros por cada repostaje. Si a esa diferencia entre una gasolinera u otra le sumamos algunos céntimos más por haber repostado en la autovía en vez de la autopista, o por hacerlo un tranquilo lunes en vez de su sábado, podemos quizá estar hablando de 10 ó 15 euros por depósito, que se notan mucho más en el bolsillo (y el efecto de que el coche consuma más por ir de lunes a sábado más cargado de combustible es prácticamente despreciable).
Si repostamos entre 25 y 30 veces al año, que más o menos es lo que hace un conductor que recorra 20.000 o 25.000 kilómetros de promedio, nos encontramos con que el ahorro anual pueden ser entre 250 y 500 euros, según sus costumbres y las características de su vehículo. Suficiente casi para pagar el seguro. Unas cifras nada despreciables tan solo a cambio de recordar esas pequeñas ideas que permiten rascar un poco más en los precios.