La actualización de este año del Google Earth Timelapse (se presentó en 2013) ha añadido nuevos petabytes de datos a un proyecto ya de por sí espectacular. Se trata de un estupendo trabajo que utiliza el motor de cartografía de Google Earth con una tecnología llamada Time Machine desarrollada por el Create Lab de la Carnegie Mellon. Son básicamente timelapses interactivos de fotos satélite de la Tierra, «libres de nubes» obtenidas durante algo más de tres décadas (entre 1984 y 2016).
Hacerse una idea de la dimensión del proyecto es complicado: en total hay más de 5 millones de imágenes, la mayor parte del programa Landsat. Las imágenes se pueden desplazar como los conocidos Mapas Google: arrastrar, hacer zoom en los detalles o «moverse en el tiempo» con el ratón usando la barra que va de 1984 a 2016.
Como puede verse en el vídeo de demostración (hay más en el tour de Google Earth Timelapse en Youtube) se puede disfrutar tanto de la evolución natural de ríos y glaciares al surgimiento de mega-construcciones (como las plantas solares de China) o incluso de ciudades completas nacidas de la nada, como Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos.
En España también hay zonas interesantes de revisar; así a bote pronto, la tremenda ampliación del Aeropuerto de Madrid-Barajas y su entorno (incluyendo los recintos feriales de IFEMA y el Parque Juan Carlos I), el crecimiento del «Mar de plástico» de Almería (también conocido como la estructura humana visible más fácilmente detectable desde el espacio) o la mega-ampliación del Puerto de Barcelona.
En el blog de Google hay una explicación técnica de algunos de los detalles de esto que llaman la visualización más detallada hasta la fecha del planeta Tierra, tanto en el tiempo como en el espacio. A saber:
- El motor de Google Earth maneja mil billones de píxeles (1015)
- Se combinaron 33 imágenes completas de la Tierra de 3,95 TB cada una
- Y se dividieron en 25 millones de bloques de vídeo a multi-resolución
El resultado es toda una maravilla visual y tecnológica, tanto por las películas seleccionadas como –sobre todo– por la posibilidad de examinar el planeta en busca de lugares interesantes en los que observar el efecto del paso del tiempo.