Esta pieza de Great Big Story habla de Warrick Mitchell, un tipo que vive bastante aislado del mundo en una playa paradisíaca en Fiorland, un parque natural de Nueva Zelanda. El sitio es tan remoto que está a cuatro días de camino de la carretera más cercana; normalmente se llega allí en avioneta, helicóptero o barco. Y, naturalmente, ni hay wifi ni internet ni siquiera red eléctrica.
Las vistas, eso sí, son maravillosas: océano, playa, bosque y las gigantescas montañas nevadas de El Señor de los Anillos de fondo (literalmente: la película se rodó allí). Sin embargo, nadie dijo que la vida allí sea otra cosa excepto dura: como bien recuerda, cuando estás tan alejado de la civilización quedas a merced de los elementos: lluvia, frío y viento. Y cuando los objetos que tienes en la vivienda se rompen, la única solución es arreglarlas – de ahí que su taller esté bien surtido de herramientas.
La espartana «desconexión» de Mitchell no es total, en cualquier caso: tiene paneles solares, radio, teléfono satélite y chismes útiles como un congelador, tablas de surf o armas de fuego. No obstante cualquier alternativa natural es conveniente: calentarse con fuego, beber el agua de lluvia o construir con troncos. Además dice que sin la ayuda de los vecinos y amigos que lo visitan de vez en cuando su supervivencia sería bastante más complicada.