Por @Alvy — 24 de agosto de 2011
No deja de ser asombroso que en nuestra sociedad hayamos llegado a un punto en el que el esfuerzo necesario para extraer crudo del subsuelo, enviarlo a una refinería, convertirlo en plástico y darle la forma apropiada, para luego transportarlo a una tienda, que alguien lo compre y se lo lleve a casa se considera menor que el esfuerzo necesario para simplemente lavar la cuchara cuando has acabado con ella.
Una meditación entre la filosofía y el humor, cortesía de Maxistentialism, quien debido al éxito cuando lo publicó hizo una versión en póster, aunque ahora ya está agotada.
(Vía shhhhhhh: Disinfo.)