Por @Alvy — 18 de octubre de 2023

La insoportable levedad del tiempo métrico con días de 10 horas, horas de 100 minutos y minutos de 100 segundos

La arriesgada propuesta de Metric-Time.com consiste en un sistema de medición del tiempo alternativo en el que dejando atrás la base 60, la base 12 y la base 24 a las que estamos acostumbrados pasemos a usar la base 10 como el sistema métrico manda. Es altamente improbable que esto que viene usándose desde tiempos de los sumerios y los egipcios (3.500 a.C.)

En este sistema métrico aplicado al reloj en un día hay 10 horas, cada hora tiene 100 minutos y cada minuto 100 segundos. Haciendo los cálculos puede entenderse que cada «hora métrica» son 2,4 horas «normales», los minutos métricos duran 1,44 minutos y los segundos métricos duran en cambio 0,864 segundos. Lo más fácil de entender –se supone que es lo que simplifica al asunto– es que en un día métrico hay 10 horas, 1.000 minutos y 100.000 segundos. Esto facilitaría además los cambios sumando y restando fechas y también lo de los husos horarios. Se supone.

Swatch Internet TimeTodo esto me recordó uno de mis relojes favoritos, el Swatch .beat, que ya en 1998 se atrevió a asociar la marca con la incipiente internet. Este curioso reloj de pulsera marcaba la hora tradicional pero también la Hora Internet o «hora .beat» en la que el día se dividía en 1.000 «.beats» y la hora se indicaba precedida de una arroba, entre @000 y @999. Así, por ejemplo, las @484 eran las 11:37 (más o menos) y si te acostumbrabas podías llegar a reconocer ciertas horas además de las obvias: las @500 era el mediodía, las @750 las 6 de la tarde, las @333 las 8 de la mañana, etcétera.

Aun así este sistema de Swatch resultaba poco preciso (cada .beat era un minuto y pico) y además lioso por el tema de que el meridiano cero pasaba por Biel, Suiza, donde está la fábrica de Swatch. Pero como idea era curiosa.

Lo mismo pasará con el Metric Time, que debe ser el enésimo intento de modificar la forma de contar las horas –por no hablar de los de modificar el calendario, que resulta más irregular todavía– porque el peso de la historia resulta demasiado poderoso y resiste todos los embates.

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