Por @Wicho — 3 de enero de 2007

En la mañana del 6 de junio de 1944 entre los miles de soldados que se disponían a desembarcar en las playas de Normandía con el objetivo de liberar Europa del yugo del régimen nazi, y entre otros cuantos periodistas y fotógrafos, se encontraba el conocido fotógrafo Robert Capa.

En concreto, Capa se encontraba a bordo del USS Samuel Chase, barco en el que viajaba la Compañía E (Easy) del 16º Regimiento de la 1ª División de Infantería, compañía con la que Capa, haciendo honor a su propio dicho de que «si tus fotos no son lo suficientemente buenas es que no estás lo suficientemente cerca», decidió desembarcar durante la primera oleada de asalto en la playa Omaha en lugar de esperar a la relativa seguridad de sucesivas oleadas.

La Playa Omaha terminaría por ser conocida como Omaha la Sangrienta, pues fue la playa en la que las tropas aliadas encontraron mayor resistencia por parte de los alemanes, hasta el punto de que los mandos de la invasión llegaron a considerar la posibilidad de desviar las tropas destinadas a Omaha a la Playa Utah, donde apenas se había encontrado resistencia, aunque al final no fue necesario porque la infantería y los Rangers, aún a pesar de que prácticamente todos sus oficiales y sargentos estaban muertos o heridos, consiguieron abrirse paso entre los campos de minas y el alambre de espino usando torpedos bangalore, tal y como se puede ver -con más o menos precisión histórica- en los primeros minutos de Salvar al soldado Ryan.

En el MundoReal™, en el caos de los primeros momentos de la invasión, la compañía Easy terminó por tomar tierra por error en la zona llamada Easy Red de la playa Omaha, cerca de Collevile-Sur-Mer, y una vez fuera de la lancha de desembarco Capa se puso a trabajar con sus dos Contax II equipadas con objetivos de 50 milímetros, exponiendo cuatro carretes antes de embarcar de vuelta a Inglaterra.

Playa Omaha, en las proximidades de Collevile-Sur-Mer, 6 de junio de 1944 © Cornell Capa
Playa Omaha, en las proximidades de Collevile-Sur-Mer, 6 de junio de 1944 © Cornell Capa

De esos cuatro carretes probablemente la foto más famosa sea la que precede a este párrafo, aunque la calidad de la imagen es mala porque en el laboratorio de la revista Life en Londres, para quien trabajaba Capa en aquel entonces, el ayudante de laboratorio Dennis Banks, a quien presionaban para que tuviera las fotos listas de una vez, pues las fotos de Capa llegaban con más de un día de retraso y eran las únicas en las que se veían imágenes del desembarco propiamente dicho, las secó a una temperatura demasiado elevada para acelerar el proceso, lo que hizo que la emulsión se derritiera… y sólo se pudieron salvar once fotogramas, conocidos como The Magnificent Eleven, de los que Life publicó diez, explicando que las imágenes se veían «ligeramente desenfocadas» porque en el nerviosismo del momento las manos del fotógrafo temblaban, algo que Capa siempre negó.

El propio Capa cuenta la historia de estas fotografías en Slightly Out of Focus, sus memorias de la Segunda Guerra Mundial, un libro totalmente recomendable para cualquiera a quien le guste Capa.

Para una perspectiva completa de su carrera Robert Capa: Obra fotográfica es un libro caro pero sin desperdicio; y ahora mismo en los quioscos puedes encontrar el número 1 de Grandes Fotógrafos Magnum Photos, que por 2,95 euros incluye una reproducción a 420×298 milímetros de una de las fotografías de Capa y un librito de 48 páginas con una selección de sus fotografías, una pequeña biografía, y una pequeña bibliografía.

A pesar de que una vez terminada la Segunda Guerra Mundial había prometido no fotografiar una guerra nunca más, Capa moriría casi exactamente diez años más tarde del desembarco de Normandía al pisar una mina el 25 de mayo de 1954 mientras acompañaba a un regimiento del ejército francés en un peligroso avance durante la Guerra de Indochina a petición de la revista Life.

Aquella noche, siguiendo su norma de aproximarse al máximo a la acción, abandonó el jeep en el que viajaba para adelantarse y fotografiar a las tropas según avanzaban, y al cabo de unos minutos terminó por pisar una mina que voló su pierna izquierda y le causó una profunda herida en el pecho. Aunque sobrevivió a la explosión en sí, para cuando consiguieron llevarlo a un hospital de campaña ya había muerto, eso sí, sin soltar en ningún momento su cámara.

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