Por @Alvy — 19 de noviembre de 2013

En The Assassination Market está en marcha de forma anónima y aparentemente más en serio que en broma un mercado de asesinatos: la implementación de un modelo teórico que combina criptografía, anonimato y mercados con dinero «real» a través de bitcon en el que «jugar» a eliminar gente a cambio de dinero.

En los 90 los cypherpunks ya teorizaron sobre este concepto (especialmente en el Cyphernomicon de Tim C. May). Básicamente consiste en que un grupo de diversas personas aporta dinero de forma anónima en un formato similar al de la financiación colectiva tan de moda hoy en día para juntar un fondo con el que pagar a un asesino que ejecuta a alguna de las personas marcadas en una lista propuesta por la comunidad. Nada nuevo bajo el sol: si no igual, es bastante similar a los botines del «se busca» o al dinero que gobiernos, personas y otras entidades ofrecen cuando ponen precio a la cabeza de alguien – amparándose en alguna ley o al margen de ella.

En el Assassination Market el dinero permanece guardado hasta que se comprueba mediante una «predicción» correcta que la persona en cuestión ha completado el encargo. Hacerlo en forma de «predicciones» es la forma de recaudar el fondo y lo que motivaría teóricamente a los asesinos a participar: tienen fácil hacer una predicción y hacerla realidad acabando con la vida de un objetivo en el momento que prefieran. Una vez completada la tarea solo tienen que reclamar que se compruebe su predicción –usando fuentes de información públicas– para recibir el fondo. Sobre la trazabilidad del dinero, el anonimato propio de monedas virtuales como el bitcoin hace el resto.

La página de información acerca de los detalles de cómo funciona el asunto es de lo más extraña, sórdida y peculiar, incluyendo cuestiones criptográficas, morales y de protocolo. Por ejemplo no se considera válido simplemente detener o capturar a los objetivos: hay que matarlos. Y da igual si alguien gana la predicción tirando una maceta a la cabeza a alguien desde una ventana o haciendo estallar una bomba atómica en una ciudad en la que mueren otras 100.000 personas: el objetivo se consideraría cumplido siempre que se acierte con la fecha y hora. El margen de error admitido es de ±3 horas.

En la lista de gente se atisban ya muestras de hostilidad hacia políticos, militares y gente del mundo de las finanzas, naturalmente con Obama en un lugar destacado. Pero curiosamente se paga todavía más por la cabeza del presidente de la Reserva Federal estadounidense: unos 70.000 dólares al cambio, según Business Insider. Por el presidente francés, François Hollande, el «bote» es de tan un mísero bitcoin: unos 600 eurillos al cambio.

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