Por @Alvy — 20 de octubre de 2019

En el podcast de 99% Invisible estuve escuchando una vieja historia sobre el mercado del que provienen todos los productos de los bazares chinos y tiendas de «todo a 1 dólar/euro» del mundo occidental. Es el Yiwu Futian Market, situado en la ciudad de Yiwu (China). [El podcast: Dollar Store Town: Inside the World’s Biggest Wholesale Market, 17 min].

Allí tienen todo lo que existe en nuestros bazares, organizado en tiendas de exposición que venden al por mayor. La especialización es extrema: tiendas sólo de Santa Claus, sólo de tornillos, sólo de cremalleras… Todo a una escala inconcebible: el complejo mide 7 kilómetros de largo y es como un gigantesco barrio; los edificios de que se compone están conectados con pasarelas y organizados por secciones: juguetes, cosméticas, papelería, sombreros, zapatos, relojes… Tiene cinco plantas y en la azotea hay incluso calzadas asfaltadas con coches. (Sí, en una quinta planta.)

Además del podcast y el artículo de 99% acabé cotilleando vídeos de YouTube para poder captar mejor su magnitud. Encontré este de Scott de Strange Parts y su amigo Collin de Abroadcast que grabaron un par de vídeos muy interesantes y diría que ilustrativos acerca de cómo es pasear por allí. A quienes les gustan los mercadillos, las tiendas de «todo a 100» y las megaconstrucciones les apasionará verlo.

Igual de interesante que esa superespecialización que se aprecia en cada pasillo es lo que no se ve, como en algún momento apuntan. No se ven marcas conocidas, porque todo es una especie de «gran marca blanca»; los productos son los que compramos aquí en la tienda de la esquina. No se ven casi dependientes acosándote porque las ventas son al por mayor (dependiendo de qué pueden ser 500 unidades o más, aunque a algunos venden al por menor o regalan muestras). Y no se ve suciedad o un papel por el suelo.

Del mismo estilo y casi tan apasionante me pareció este otro vídeo en otro edificio dedicado a la venta de máquinas industriales. En ese lugar todas las tiendas venden «máquinas para fabricar cosas» de todo tipo, desde cuerdas y cables a moldes de plástico o agujeros de cortinas. Nuevamente especialización extrema. Dicen que todo el mundo suele ser muy amable y les encanta que graben enseñando cómo funcionan sus productos.

Algo muy interesante sobre esas máquinas es que como dice Scott están construidas con piezas bastante estándar y son muy parecidas unas a otras: mismas cubiertas, tornillos, botones. Es difícil no compartir con él la sensación de que desde puedes de pasar un día allí debe ser divertido comprar un montón de esas piezas y crear nuevas máquinas para hacer otras cosas. Aunque, como luego dice Collin, «algunos mecanismos parecen obras de un genio» por su complejidad aparente y lo delicados y enrevesados que son.

Yiwu es sin duda un sitio lejano y enorme, que requeriría varios días o semanas para apreciar completamente, pero sin duda fascinante. Sobre todo para quienes les guste caminar y perderse entre máquinas y chismes diversos.

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