Por @Wicho — 3 de abril de 2014

Una consecuencia imprevista de la crisis en Ucrania es que el gobierno de los Estados Unidos, además de otras medidas, ha decidido suspender todo tipo de colaboración entre la NASA y Rusia salvo casos muy puntuales, tal y como se ha sabido gracias a un correo electrónico filtrado que levantó la noticia

Pero lo curioso es que la NASA no ha contado nada sobre este asunto en su web; de hecho lo único que se puede leer «oficialmente» es en una página de Google+ titulada Statement regarding suspension of some NASA activities with Russian Government representatives, que seguro que no ha visto demasiada gente:

Dada la continuada violación por parte de Rusia de la soberanidad e integridad territorial de Ucrania, la NASA va a suspender la mayoría de sus compromisos en curso con la Federación Rusa. NASA y Roscosmos seguirán, de todos modos, trabajando juntas para asegurar el funcionamiento seguro y continuo de la Estación Espacial Internacional. La NASA está enfocada como un láser en volver a realizar lanzamientos tripulados desde terreno americano, y así terminar con nuestra dependencia de Rusia para llegar al espacio. Esta ha sido una de las prioridades más importantes de la administración Obama durante los últimos cinco años, y si nuestros planes hubieran gozado de la financiación necesaria habríamos vuelto a los lanzamientos espaciales tripulados americanos –y a los trabajos que vienen con ello– el año que viene. Con el nivel de financiación reducido aprobado por el Congreso, ahora calculamos que lanzaremos desde los Estados Unidos en 2017. La elección está entre financiar por completo el plan para devolver los lanzamientos espaciales a América o continuar dando millones de dólares a los rusos. Es así de simple. La administración Obama escoge invertir en América – y esperamos que el Congreso hará lo mismo.

Personalmente, pienso que todo esto es básicamente postureo.

Puestos en lo peor, a Vladimir Putin y su gobierno los ciento y pico o doscientos millones de dólares que dejarían de ingresar con esta medida suponiendo que la NASA dejara de comprar plazas para sus astronautas en las Soyuz, lo que es mucho suponer, les darían igual.

Claro que esto crea mal ambiente en un área en el que desde hace años prima la colaboración internacional; de hecho Dmitry Rogozin, el primer ministro adjunto ruso, ya ha dicho que salvo en la Estación Espacial Internacional, la NASA y Rusia no colaboran en nada.

¿Que a la NASA le puede interesar como medida de presión frente al Congreso? Puede, pero no hay que olvidar que la cortedad de miras de la mayoría de los políticos les hará olvidarse de la necesidad de financiar adecuadamente a la agencia para conseguir que vuelva a tener una nave tripulada propia o al menos de fabricación estadounidense en cuanto pase esta crisis.

El que está diciendo cosas con más sentido por ahora, al menos públicamente, es Ron Garan, el astronauta estadounidense que de piloto de caza entrenado para enfrentarse a la Unión Soviética en plena guerra fría se ha convertido en uno de los mayores defensores de nuestro planeta, del único que tenemos.

Según ha escrito también en Google+ en Space, the shared frontier:

El programa internacional de exploración espacial está por encima de todas nuestras disputas en la tierra. No deberíamos arrastrarlo hasta aquí abajo. Tenemos una historia de cooperación incluso durante lo peor del conflicto en tierra. Esta historia sirve como uno de los fundamentos de nuestras relaciones internacionales y una brillante luz para guiarnos a través de las incertidumbres que nos acechan.

Ojalá le hagan caso.

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