Por Nacho Palou — 3 de julio de 2018

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La conocida como "crisis hídrica de Ciudad del Cabo" fue el resultado de cuatro años consecutivos de sequía, desde 2015, que llevó a la capital sudafricana hasta el límite de las reservas de agua. Hasta el punto que en los primeros meses de este año fue imperativo racionar y limitar su consumo. La llegada del otoño, en marzo, alivió la situación.

"Sin embargo se espera que la amenaza vuelva a la ciudad costera el próximo año y los siguientes", dicen en Phys.org, The tow-an-iceberg plan being floated to ease Cape Town drought.

Ante esa perspectiva Nick Sloane propone "un plan desesperado para una situación extrema": remolcar un iceberg desde la Antártida hasta las proximidades de Ciudad del Cabo, a unos 2.000 km al norte.

Nick Sloane admite que su plan es "una locura" y probablemente está bastante autorizado a hacer esa afirmación: fue el tipo que rescató el crucero Costa Concordia.

El iceberg, cuidadosamente seleccionado, tendría una longitud aproximada de un kilómetro, 500 metros de ancho y hasta 250 metros de profundidad, con una superficie plana. El agua derretida (...) produciría 150 millones de litros de agua cada día, durante un año.

Sloane calcula que ofrecer a la ciudad "el agua más pura del planeta" costaría unos 90 millones de euros, más otros 40 o 50 millones para canalizar y capturar el agua conforme se derrite el iceberg y transportarla a tierra firme, a unos 150 km de donde se mantendría el bloque de hielo.

El problema es que no hay ninguna garantía de que el plan llegue a buen puerto, que el iceberg no se rompa por el camino o que el asunto acabe de cualquier manera. Y un iceberg de ese tamaño ni siquiera solucionaría los problemas hídricos de Ciudad del Cabo: "como mucho cubriría el 20 o 30 por ciento de las necesidades de la ciudad", admite Sloane.

Fotografía: Yuriy Rzhemovskiy, Unsplash.

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