Parece una maqueta, pero es escalofriantemente real. Es una plataforma petrolífera tambaleándose como buenamente puede bajo una tremenda tormenta y unas olas gigantescas en Mar del Norte, cerca de Escocia.
En cierto modo, es todo un Ingeniería humana vs. Naturaleza.
Este tipo de plataformas que no están firmemente construidas sobre el lecho marino ni a través de torres se denominan plataformas semi-sumergibles: se mantienen «en su sitio» mediante cables y anclas. Con paciencia y pericia se pueden incluso desplazar de un lugar a otro según se necesite durante las perforaciones.
La profundidad a la que se anclan estas plataformas al fondo del mar suele ser de más de 100 metros; esta en concreto es la Borgholm Dolphin, grabada por un trabajador de la compañía petrolífera desde otra plataforma que está situada muy cerca. Su cables llegan hasta más allá de 450 metros en el lecho marino, cerca de Aberdeen.
Y si ante ese oleaje la plataforma de la imagen no se destroza ni se hunde es precisamente porque su capacidad de respuesta ante las condiciones adversas es una de las principales características de su diseño: esto incluye la posibilidad de moverse dejándose llevar por las mareas y el oleaje, el confort para los trabajadores eliminando ruidos y vibraciones y que sean capaces de resistir incluso los estados de marejada más inhóspitos - como buena prueba, el vídeo.