Ponzi, Pyramids, MLM, Ads and WOM es una buena explicación de Seth Godin, uno de nuestros marketoides favoritos, sobre la diferencia entre Esquemas de Ponzi, Ventas Piramidales, Márketing Multinivel y algunas variantes, algunos de los cuales son timos, otros estafas y otros negocios o técnicas de márketing perfectamente normales y legales.
Básicamente un Esquema Ponzi es un sistema de inversión que promete beneficios sin un negocio real que lo sustente, porque esos beneficios surgen de los «siguientes inversores», que al entrar en el negocio son quienes pagan beneficios a los que llegaron antes.
Estos sistemas suelen estar prohibidos en casi todos los países. Pero, naturalmente, la opinión de lo que es un «negocio real» puede ser muy relativa, y casos recientes en España como los de Afinsa y Fórum Filatélico podrían encuadrarse en esta categoría, aunque todavía están en discusión a nivel judicial. Hay quien empieza a hablar también de Bosques Naturales, otras empresas de las llamadas «inversiones en bienes tangibles» e incluso de algunos bancos metidos en esquemas similares. Desde hace meses, por ejemplo, ING sufrió el «efecto Afinsa», y circularon algunos bulos al respecto, que han tenido que contrarrestrar con una gran campaña de imagen.
Por suerte para los ciudadanos, todo esto suele estar regulado (se exige a las empresas de inversión que tengan fondos suficientes para pagar a todos sus clientes), especialmente en el caso de los grandes bancos, pero han existido y existirán siempre esquemas de este tipo que no sean detectados a tiempo, y que florecen especialmente en mercados capitalistas jóvenes (o en burbujas económicas). Al final es un juez quien dedice si un negocio era un esquema Ponzi o no. En general, al estallar, la gente que participó pierde su dinero y no puede recuperarlo.
Las ventas en pirámide también están prohibidas en España y otros países: consisten en ofrecer productos o servicios a un precio inferior a su valor de mercado, o gratis, con la condición de conseguir nuevos clientes para el negocio, que acaban formado una pirámide. Naturalmente, con el tiempo la pirámide deja de crecer y el «negocio» se colapsa. Además de ser ilegales en general a la gente no suelen gustarles por su apariencia: suelen ser productos como vitaminas, adelgazantes o hierbas, aunque a veces son cosas más esotéricas. La apariencia de que hay un producto real y cierto beneficio colateral palpable detrás del asunto (te puedes quedar las vitaminas o el producto, o se supone que adelgazas, etc.) oculta a veces el aspecto piramidal del negocio.
El márketing multinivel incluye productos y empresas como Tupperware, Amway, Herbalife o Avon, y en el artículo Seth Godin lo aplica incluso a «ciertas religiones o incluso servicios como Digg, cuando se usan correctamente». Combina márketing directo y franquicias, y hay muchas variantes diferentes. Su estatus es más difuso, en general se considera legal siempre que no caiga en convertirse en una pirámide o esquema de Ponzi – muchos de esos negocios están siempre en el filo. A diferencia de las pirámides, aquí los «beneficios aparentes o colaterales» son más bien reales (aunque da a entender que pueden ser «espirituales» o «intangibles») y hay gente que realmente vende productos, cobra buenas comisiones, monta redes de distribuidores y franquiciados y hacen buenos negocios sobre productos o servicios reales (o incluso intangibles).
Una lectura interesante sobre todo esto la comentamos hace tiempo, es el artículo-denuncia Work at Home de Rob Cockerham, que desvela cómo funcionan en realidad todos esos negocios de tipo «¡Trabaje desde casa!» y «¡Hágase rico fácilmente, pregúnteme cómo!».
A todo esto, el otro día me recordaron la diferencia entre «timo» y «estafa». En una estafa, uno gana y el otro pierde porque no sabe lo que estaba haciendo. En un timo, ambas personas piensan que van a aprovecharse del otro, pero sólo una de ellas sale ganando.
Los correos engañosos a todo el mundo le llegan por Internet haciéndose pasar por bancos para hacerse con datos personales o cuentas son «estafas por Internet», no timos. Para que fuera un timo quien recibe el mensaje debe querer aprovecharse de quien lo envía, como por ejemplo en los clásicos timos nigerianos que prometen grandes sumas de dinero por sacar fortunas de ex-directadores de África, o porque te ha tocado una lotería a la que nunca jamás ha jugado, para colmo en algún país lejano.