El documental de National Geographic “Objetivo: La Luna” (título original History's Secrets: Moon Landings –se puede adquirir junto con el número de agosto de la edición española de la revista), recoge algunos de los momentos de riesgo por los que pasaron los astronautas que volaron a la Luna en las misiones Apolo. Hubo varios incidentes en las misiones Apolo 11 y Apolo 12 (el Apolo 1 acabó en desastre y la del Apolo 13 es una historia conocida), que aún siendo poco conocidos, estuvieron a punto de arruinar la misión, y también de acabar con la vida de los astronautas.
El despegue de la misión Apolo 12, el 14 de noviembre de 1969, tuvo lugar bajo una intensa lluvia y un cielo cubierto de nubes. A los 36 segundos de iniciarse el despegue la fricción del cohete mojado con el aire produjo un rayo entre el cohete y la torre de lanzamiento, como se puede entre ver en el vídeo de arriba. En ese momento se desactivaron gran parte de los sistemas y del ordenador de abordo del módulo de mando. 20 segundos después, cuando el Saturno atravesaba las nubes, un segundo rayo alcanzó al gigantesco cohete (de 3,5 millones de kg) y se desactivan otros indicadores como el de altitud y los giroscopios.
Durante unos segundos los astronautas del Apolo 12 viajan a más de 1.600 km/h literalmente a ciegas. Afortunadamente el Saturno continua su trayectoria correctamente, ya que sus sistemas no se han visto afectados por la descarga. Unos segundos después, ingenieros de tierra consiguen reiniciar los ordenadores de módulo de mando. Saturados por la descarga, los circuitos de protección habían interpretado que se trataba de una sobrecarga del sistema y habían desconectado la batería principal.
Aunque podría parecer lógico que tras el incidente se tomara la decisión de abortar la misión y que la tripulación regresara antes de abandonar la órbita terrestre, el problema era no saber si el escudo térmico o los paracaídas se habían dañado a causa de los rayos. Ni siquiera era seguro que el módulo de mando y el módulo lunar siguiesen conectados. Por tanto, una maniobra de regreso tampoco garantizaba que volver a tierra fuera seguro. Según Alan Bean, piloto del módulo lunar,
La decisión se tomó así: «mirad, si los paracaídas no se van a abrir y los traemos ahora mismo sólo morirán diez días antes. Ya puestos, podemos mandarlos a la Luna.»
La misión transcurrió sin más sobresaltos, y los astronautas del Apolo 12 permanecieron casi un día y medio sobre la superficie de la Luna. Regresaron diez días después.