Por @Alvy — 17 de abril de 2009
Ahí va una lista de recetas bastante peculiares que he leído u oído durante los últimos meses como ideas para ayudar a solucionar o paliar la crisis. Algunas me parecieron realmente ingeniosas y tienen como detalle interesante que serían tremedamente simples de poner en marcha, en ocasiones sin apenas gasto.
- Permitir que los comercios abran en los horarios que prefieran, sin limitaciones. La teoría de esto es que los pequeños comerciantes podrían decidir trabajar más horas para intentar vender más y ganar más dinero, dado que ahora no pueden hacerlo por los horarios restrictivos. (La moraleja de esto es: puedes intentar salir de la crisis, trabajando más, algo a lo que podrían acceder muchos autónomos.)
- Cambiar el color de billetes de 500 euros para que aflore el dinero negro, esta es una idea de Izquierda Unida y se refiere a los 56.000 millones de euros de dinero negro en este tipo de billetes que se supone que existe en España. La teoría es que cambiándolos por otros de igual valor los obtenidos en transacciones «ilegales» tenderían a no aparecer.
- Metrificar los Estados Unidos. La teoría es que pasar al Sistema métrico al completo –en algunas áreas ya usan ambos sistemas a la vez– es algo que tendrán que hacer algún día en las próximas décadas (ya va siendo siglo) de modo que… qué mejor momento para generar un montón de negocio en todo lo relacionado con el cambio: señalización, maquinaria, equipamiento técnico, campañas de formación, etcétera. De paso, al Reino Unido le vendría bien hacer lo mismo, que llevan décadas con el cambio y se nota poco.
- Volver a la peseta, abandonando el Euro. Una medida casi a la desesperada en una Europa en decadencia a lo Mad Max… en plan sálvese quien pueda. Y sería un follón tremendo, como lo fue en su día pasar de la peseta al euro, pero seguramente también ayudaría a que apareciera el dinero negro.
- Bajar o eliminar completamente el IVA, al menos mientras dure la crisis. Poniendo límites claros al cuándo empieza y termina esa modificación del impuesto hay quien cree que se podría aliviar la tensión económica para los consumidores finales y al mismo tiempo evitar trapicheos relacionados con el cambio de IVA.
En todo caso no está muy clara la posible efectividad real de ninguna de ellas, pero desde luego algunas tienen, cuando menos, su gracia.