Por @Alvy — 2 de julio de 2008

Vi pasar esta intrigante historia varias veces y hoy que me la encontré de nuevo resumida en El desafío de los 100 objetos decidí leérmela completa, porque de vez en cuando me viene a la cabeza observando objetos y posesiones del MundoReal™.

Se trata de un reto que se propuso a sí mismo un norteamericano llamado David Michael Bruno. Consiste en comprobar si en este mundo tan consumista en el que andamos metidos en occidente sería posible para alguien vivir poseyendo únicamente 100 objetos. Lo llamó El Reto de las 100 cosas (100 Thing Challenge).

Al parecer esta historia comenzó hace más de un año y el protagonista fue vendiendo sus posesiones poco a poco, deshaciéndose de todo lo que tenía (buena técnica para vaciar la casa y el trastero de objetos-basura). Su lista actual se reduce ahora a unas 130 cosas. Si llega a 100 debe pasarse al menos un año sin superar esa cifra. Su inspiración es algo así como «personalmente, poner las cosas en su lugar y explorar qué sucede más allá de la mera posesión de objetos».

De esos objetos que todavía mantiene, la distrubución es curiosa: unos 40 son ropa, 3 de higiene personal y 22 para irse de cámping (se ve que es muy aficionado). En el apartado de tecnología se cuentan 6 objetos para fotografía digital y 7 de electrónica/informática (un iMac, un Powerbook, una impresora, un teléfono móvil, un reloj, altavoces y un disco duro.) Entre los objetos varios que conserva hay una biblia, una Moleskine, gafas de sol y también mantiene su coche y algo de mobiliario.

Lo que a mi me suele suceder al concer este tipo de desafíos es que en situaciones cotidianas relacionadas preciosamente con los objetos, el kippel y el consumismo salvaje que nos rodea rememoro la historia de este hombre y me pregunto qué tal lo llevará. En cierto modo es chocante que frente a ese esfuerzo que ha de hacer él, gran parte dela población mundial probablemente viva ya con menos de esos 100 objetos — durante toda su vida, incluso.

Investigando un poco más vi que el tipo tuvo lógicamente que flexibilizar sus propias normas un poco, porque de otro modo el sacrificio sería insoportable. De este modo,

  • Algunos ítems cuentan como uno, por ejemplo zapatos o calcetines que van por pares.
  • Objetos compuestos de otros objetos (ej: ordenador + monitor + teclado + ratón + cables) parecen también contar sólo como uno.
  • Los objetos que son de la familia y de la «la casa» no los contabiliza, pues los utilizan otras personas (aunque tal vez originalmente fueran de su propiedad).
  • En el desafió no incluyó los libros de su biblioteca personal, que de por sí superaban ya el centenar – tal vez esto sería el sacrificio definitivo para muchos.
  • Tampoco incluyó ciertas cajas llenas de objetos de recuerdo, aunque prometió guardarlas en un trastero y no abrirlas durante un año.
  • Un tren eléctrico en miniatura a modo de maqueta, recuerdo de su padre tampoco entró en el reto. Lo mismo sucedió con ciertas herramientas de carpintería que quería conservar en el garaje para el futuro.
  • No he visto menciones a cómo gestiona ciertas otras cosas, por ejemplo el tema de la comida, de modo que parece que eso no cuenta como «posesión». Lo mismo con la posesión de «servicios» como puedan ser su suscripción a Internet o al móvil, si bien las de objetos físicos (una suscripción a una revista) sí que cuenta.

Siguiendo el plan actual, quiere desembarazarse de los 30+ objetos que le sobran de aquí a noviembre: parece claro que lo conseguirá. Hace algunos meses contaron la historia con algunos detalles extra en la revista TIME: How to Live With Just 100 Things y hay quien piensa que hasta podría convertirse en un nuevo «movimiento minimalista» inspirador de todos aquellos desencantados con el consumismo actual — un poco a lo Forrest Gump, supongo.

En fin, el tipo de historia que da para meditar un poco aparte de para charlar sobre ella con los amigos aunque eso de pensar «¿Y tú qué 100 objetos conservarías…?» agobie un poco sólo de pensarlo.

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