Alvy y yo estuvimos esta mañana visitando el Salón Internacional del Automóvil de Madrid 2006. La idea era ver un poco cómo vamos con esto de la tecnología en los coches y comprobar si ya podemos desplazarnos sorteando el tráfico a 200 metros sobre el suelo o al menos sin llenarlo todo de partículas sucias. Pero he de decir que no. Que nos mintieron. Se suponía que esto era el futuro pero de momento no hay en producción vehículos propulsados por hidrógeno ni nada de eso. Salvo los híbridos eléctricos tipo el Prius o el Lexus RX400h y algún otro no hay nada más allá que no sean varios «concepts» y un par de prototipos –versiones «alfas» y «betas» para entendernos.
De momento entonces seguimos como siempre en este sentido (y en el de exhibir mujeres-persona junto a coches-objeto como un todo) aunque al menos hay notables mejoras en cuestiones de calidad, seguridad y tecnología. ¡Hey y además ahora muchos tienen conexión para iPod!
En el Salón hay coches de todos los tamaños y colores (literalmente) y para todos los gustos y bolsillos; y si no encuentras el tuyo siempre puedes adaptar uno a tu gusto con las opciones de personalización y tuning, que tanto se destilan y de las que también hay unas cuantas marcas presentes. Aparte se dice que en un universo económico paralelo se venden coches de cientos de miles de euros tales como los Rolls Royce o los Maybach.
También había coches de competición. Las marcas que participan en el mundial de F1 o cualquier otro deporte a motor y estaban presentes tenían su correspondiente réplica de exhibición o mostraban los modelos utilizados en pasadas temporadas, como este R25 del Renault F1 Team –el arma homicida de la carrera deportiva de Schumi. Había también algunos coches de rally, el VW Tuareg del Dakar igual el que llevó Carlos Sainz y el espectacular R10 LeMans de Audi, abonado estos últimos años al podio en la mítica carrera de 24 horas, en esta ocasión con motor diésel TDI de 5,5 litros, doce cilindros en V (V12) y 650 CV de potencia.
También había muchos prototipos de «cosas» que habrá que ver en qué (o dónde) acaban; me guardo algunas fotos para comprobarlo dentro de unos años porque normalmente me parece a mí que no lo consiguen –al menos no como tales.
Como espectáculo tipo fería rodante Honda daba varios pases de «el show de Asimo», el famoso robot bípedo (o «humanoide») que se supone es capaz de hacer cosas. Aunque realmente luego hace poco más que saludar al público y subir y bajar unos escalones. He visto hurones hacer trucos más espectaculares. A mí el tal Asimo me dio un poco de mal rollo (a mí a un niño que así se lo hizo saber a su madre). De esto tenía parte de culpa esa voz infatil-inocente-superfalsa (típica de doblajes de pelís malas) que me puso los pelos como escarpias –a causa seguramente de lo que trata de explicar la Teoría del Valle Inexplicable. Al menos Alvy hizo algunas fotos y vídeos algo más optimistas respecto a su futuro entre nosotros.