Por @Alvy — 26 de junio de 2016

¿Qué les sucede a los billetes viejos, gastados y rotos que ya no se pueden apenas utilizar? Que los bancos centrales los retiran de la circulación para cambiarlos por otros nuevos. Lo cual implica que millones de billetes son destruidos sin remisión para que no se vuelvan a utilizar. Todo ese proceso es el que puede verse en este vídeo de Great Big Story.

Al banco central poco le importa que el papel-moneda, como tal, sea más o menos abundante: igual que tiene la potestad para imprimir más billetes puede destruirlos; basta llevar los apuntes al día para saber lo que anda por ahí en manos de la gente. De hecho una importante parte del dinero que circula en el mundo ya ni siquiera son billetes: es cien por cien digital.

Mi abuelo trabajó durante buena parte de su vida en la Fábrica de la Moneda de Madrid (que por cierto tiene un precioso museo abierto al público). Una de las anécdotas que contaba era que de vez en cuando llegaban los camiones con las sacas de billetes viejos para destruir. Contaba que la pesadumbre era algo generalizado entre los trabajadores aquel día, que veían millones y millones (de pesetas) ser triturados y posteriormente incinerados. ¡Si se pudieran escamotear algunos fajos nadie se daría cuenta! Sin embargo eso nunca sucedió; el «dinero viejo» se destruía y el dinero nuevo se creaba en la misma fábrica a partir casi de la nada.

Hoy en día el proceso es igual de triste pero al menos un poco más ecológico. Tal y como cuentan en el reportaje tras ser triturado concienzudamente el papel-moneda acaba como compostaje en unas granjas en las que se mezcla con tierra y sobre el que crecen diversos cultivos. Una especie de «ingrediente secreto» que da un nuevo giro al dicho aquel de que «el dinero no crece en los árboles».

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