Por @Wicho — 28 de Marzo de 2016

El submarino B-59 y un helicóptero estadounidense
El submarino B-59 y un helicóptero estadounidense

El 27 de octubre de 1962, en plena Crisis de los misiles en Cuba, una flotilla de embarcaciones estadounidenses localizó el submarino soviético B-59 y empezó a dejar caer cargas de profundidad de prácticas a su alrededor como señal de que emergiera para identificarse.

Estas cargas apenas llevan carga explosiva. Pero el capitán del B-59, tras varios días sin contacto de radio con sus superiores ni con el mundo exterior, temió que las hostilidades se hubieran desatado. Así que se dispuso a utilizar el torpedo con cabeza nuclear que llevaba a bordo para hundir alguno de los barcos enemigos y escapar.

Para poder utilizarlo el capitán Valentin Savitsky necesitaba el permiso del oficial político de a bordo, Ivan Semonovich Maslennikov. Y además del de Vasili Alexandrovich Arkhipov, comandante de la flotilla de submarinos a la que pertenecía el B-59, quien también estaba también a bordo del B-59.

Vasili Alexandrovich Arkhipov - Marina soviética
Vasili Alexandrovich Arkhipov - Marina soviética

Maslennikov concordó con Savitsky en el uso del torpedo con cabeza nuclear. Pero fue Arkhipov el que conservó la cabeza fría y se negó a dar el permiso para su uso. Tras una fuerte discusión convenció a Savitsky de emerger y esperar órdenes; parece haberse dado cuenta de que los estadounidenses sabían perfectamente dónde estaban.

Una vez en la superficie un destructor estadounidense se acercó para identificarlo pero ni hubo intento de abordaje a pesar del bloqueo naval decretado por los Estados Unidos ni nada parecido. El B-59, junto con sus otros tres compañeros de flotilla, emprendió en regreso a Rusia tras este incidente sin que la cosa fuera a mayores

Pero quién sabe lo que podría haber pasado en el caso de que Savitsky hubiera recibido autorización para usar el torpedo nuclear. Thomas Blanton, director del Archivo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, lo tiene claro, pues en 2002 declaraba que «un hombre llamado Vasili Arkhipov salvó el mundo».

Arkhipov siguió en servicio en la marina soviética tanto al mando se submarinos como más tarde de escuadrones de submarinos, llegando a dirigir la Academia Médico Militar S.M. Kirov. Se retiró con el grado de vice almirante a mediados de los 80. Falleció el 19 de agosto de 1998 a causa de un cáncer de riñón probablemente relacionado con sus acciones que consiguieron salvar el submarino K-19 años antes del incidente en Cuba.

La historia del K-19 está contada en la película K-19: The Widowmaker; lo ocurrido a bordo del B-59 fue parte de la base de la película Marea roja.

Años después del suceso del B-59 el otro militar soviético, en este caso el teniente coronel Stanislav Petrov, fue el que otra vez salvó a la humanidad de su autodestrucción cuando en la noche del 26 de septiembre de 1983 el sistema de alerta temprana de la URSS dio la alerta de que primero uno y luego hasta cinco misiles habían sido lanzados por los Estados Unidos contra el país.

Juegos de guerra
Juegos de guerra se estrenó unos cuatro meses antes del incidente en el que se vio involucrado Petrov

La doctrina MAD, destrucción mutua asegurada, exigía como respuesta un contraataque devastador contra los Estados Unidos. Sólo la presencia de ánimo de Petrov, a quien le resultó increíble que los Estados Unidos pudieran lanzar un ataque con tan sólo cinco misiles evitó esta respuesta y los millones de muertos que habría comportado.

Al final resultó que una combinación entre la posición del Sol, la Tierra, y los satélites OKO del sistema de alerta era la que había provocado la falsa alerta al confundir reflejos de la luz del Sol en las nubes más altas con esos lanzamientos que no se habían producido.

Y es que ya se sabe, hay que tener mucho cuidado con las armas, en especial si son nucleares, que las carga el diablo.

(La historia de Arkhipov vía Phenomena).

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