Por @Alvy — 27 de julio de 2021

Por aquí somos muy de asombrarnos con récords, casos extremos y situaciones límite; por eso y aprovechando que estamos en pleno verano viene bien este vídeo de Ruhi Çenet grabado para una serie documental que está preparando. Se trata de un repaso a cómo es la vida en la ciudad más fría del planeta. Ese lugar es Yakutsk, en la Siberia más profunda, un sitio tan lejano que es a donde Stalin enviaba a los disidentes para que pasaran sus días en los gulags. Un lugar sencillamente inhóspito para la vida humana, aunque lo cierto es que viven allí unas 300.000 personas.

A lo largo del vídeo el narrador muestra varias temperaturas del lugar: -47°C uno de los días de grabación, -50°C… El récord histórico son -72,2°C, la temperatura mínima registrada en una ciudad (aunque esto de los récords siempre es un poco «relativo»). Una nativa le explica que para ellos «un poco de frío» del estilo -20 o -30°C está bien; que -40°C ya lo consideran «frío» y de -45°C a -50°C «muy frío». El ambiente es seco, con una humedad bajísima y a esas temperaturas es difícil respirar. No se puede estar al aire libre sin protección más de 5 minutos y muchas actividades cotidianas son imposibles o cuando menos complicadas. En invierno sólo hay 9 horas de luz al día; tan sólo en verano se llega a los 19 o 20°C.

Estas son algunas de las cosas increíbles que suceden allí:

  • La gente no puede llevar gafas de metal, porque el metal se pega a la carne debido al frío y luego no se puede despegar sin arrancarla.
  • Si sacas un plátano a la calle se convierte en algo duro como un ladrillo y lo puedes usar como un martillo.
  • Todo el suelo está congelado hasta unos 30 ó 35 metros de profundidad; las casas han de construirse sobre pilares y como el hielo a veces se mueve los edificios se mueven también de un año para otro.
  • Los coches no se pueden usar durante 6 ó 7 meses al año porque se congelan bajo la nieve y el hielo. Quienes los guardan en garajes con calefacción pueden hacerlos circular, pero los dejan encendidos cuando los aparcan en la calle –incluso horas– sin nadie dentro (si se detiene el motor, en 10 minutos quedan congelados). Algunas plazas de aparcamiento tienen chimeneas porque hay quien los deja encendidos en el interior a cualquier hora, o toda la noche. (Naturalmente, la contaminación en la ciudad es rampante, pero el combustible sumamente barato.)
  • Ir en coche por carretera es jugarse literalmente la vida: si el vehículo se estropea, no lo puedes reparar en 30 minutos y no hay cobertura de telefonía, mueres. Todo el mundo lleva caja de herramientas en el coche por si acaso. Adentrarse en el bosque es igual de peligroso. Hay gente que se emborracha, se cae al suelo donde no les ve nadie y al rato ha muerto congelada.
  • La gente se viste con innumerables capas de ropa –como es natural– y aun así es normal sufrir congelación o quemaduras en orejas o dedos (y a veces hay que amputar) por ejemplo por quitarse los guantes para grabar un vídeo; al autor del vídeo le ocurre un par de veces, aunque sin consecuencias tan graves.
  • Los muertos no se pueden enterrar, porque el suelo está congelado. Alternativamente se incineran durante 2 ó 3 días y luego se entierran los restos. Hay cadáveres enterrados hace uno o dos siglos que parecen recién fallecidos. Aparte de eso también se pueden encontrar por la zona mamuts perfectamente conservados o fósiles de dinosaurios.
  • Como mascotas hay perros (de los muy peludos), pero no gatos (mueren); también caballos y vacas, aunque suelen pasar todo el día en los establos.
  • La gente no necesita neveras: mete las cosas en bolsas y las cuelga de las ventanas. En el mercado, el pescado (que es básicamente lo que comen, porque no hay agricultura ni ganadería) se vende totalmente congelado y dura días y días; basta dejarlo al aire libre.
  • Muchos gadgets electrónicos no funcionan porque están fuera de los rangos de temperatura de funcionamiento: debido al frío extremo a veces no funcionan correctamente las cámaras, los micrófonos o los teléfonos móviles (que además hacen cosas rarísimas con las batería).

En fin, sólo de verlo te entra un frío de narices; es increíble que la gente viva allí como si tal cosa, pero como le dice una nativa, «es algo a lo que te acostumbras si has nacido aquí». El autor tiene otro vídeo con algunos experimentos con el frío extremo, bastante curioso. Los nativos de Yakutsk valoran mucho que sea un lugar tranquilo, apartado y con una belleza natural difícil de igualar. Aunque haga demasiado fresquito para los que estamos acostumbrados al clima mediterráneo, me parece a mi.

(Vía LaughingSquid.)

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