Bosikova Kiunnei es una yacuta siberiana (más exactamente: sajá) que comparte en YouTube unos preciosos minidocumentales sobre las gentes de Yakutstk, un poco como vimos hace unos meses que hacía Ruji Çenet, solo que él iba más bien plan turístico. Su colección son ya 26 vídeos sobre la vida en Yakutia, de entre cinco y quince minutos, unos documentos tan asombrosos como estupendamente narrados y montados, con subtítulos en inglés.
Yo empecé a ver la serie con Un día en el pueblo más frío de la Tierra, que es una especie de Vivir cada día de una familia yacuta. Entre otras curiosidades para nosotros que vivimos en climas más amables y templados, allí las casas no tienen tuberías (porque se congelan) de modo que el día comienza con el padre descongelando un bloque de hielo para que la familia se asee y limpie los dientes con agua helada. Luego mandan al niño al colegio, bien abrigado, aunque sólo va a clase si se superan los -54°C de temperatura. Si hace más frío (de -55°C hasta -71°C) no hay colegio por el riesgo de congelación. Los niños van y vienen sólo por los caminos, medio a oscuras, y los padres confían en que lleguen sanos, salvos y no-congelados. Su comida favorita cuando paran en la tienda de las chuches del pueblo son los helados.
Otros capítulos de la serie cuentan cómo es la alimentación en este lugar perdido de la mano de Dios y de temperaturas extremas, en especial la caza y la pesca o cómo se abrigan por capas. Enseñan también que no se puede cultivar casi nada porque las tierras se congelan casi permanentemente. En un capítulo explican cómo es la fiesta anual de la pesca en un lago helado, donde participa todo el poblado y se comparten los peces que caen en una gigantesca red. Es gracioso porque según salen del agua tras unos segundos se quedan congelados, listos para llevar a casa. Allí ni «cadena del frío» ni gaitas; es como una «cadena del frío permanente».
Curiosamente los perros y caballos pueden sobrevivir a la intemperie, pues tienen doble capa de piel y de tupido pelo, adaptada al clima. Las vacas son un bien preciado porque los yacutos consumen muchos productos lácteos; eso sí: cuando las sacan a pastar tienen que cubrirles las ubres para que no se les congelen los pezones y enfermen. El trayecto para que beban es un paseito de 4 kilómetros hasta un lago helado, donde hay que perforar un agujero en el hielo, que a veces tiene hasta dos metros de espesor.
Definitivamente me ha encantado; es una serie tranquila y casi bucólica que permite apreciar un estilo de vida notablemente distinto del occidental, donde aunque hay muchas cosas en común también hay muchas otras diferentes sobre la velocidad de la vida, las preocupaciones cotidianas y la armonía con la naturaleza.
La bola extra de esta serie y su autora es que justamente hoy Google ha desmonetizado el canal (!!) sin razón aparente –quizá simplemente porque la autora es rusa– lo cual es un sinsentido de la vida como tantos otros. Alternativamente tiene un Patreon y una cuenta de apoyo en PayPal para quien haya apreciado su trabajo y quiera apoyarla. [Actualización: también tiene bloqueado el PayPal y los envíos no funcionan.]
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