Por @Alvy — 3 de enero de 2018

El curioso fenómeno óptico del que pudieron disfrutar los esquiadores de la estación de esquí de Vemdalen es un halo solar, también llamado antelia. Se produce cuando hay partículas de nieve o hielo en suspensión en la tropósfera, que en su descenso hacia el suelo se colocan de forma plana y paralela, refractando la luz solar (o lunar) y generando un espectro de colores circular alrededor del Sol, a modo de arco iris circular.

Según la Wikipedia:

Dentro del halo el cielo parece más oscuro que fuera de él. Los halos son anillos de color blanco o de una tonalidad pálida que se forman en la atmósfera terrestre (…) alrededor de las imágenes luminosas del Sol o de la Luna (…) Los mecanismos físicos que los producen son la reflexión y la refracción en los pequeños cristales de hielo que constituyen las nubes altas de tipo cirrus. El tipo más común es el generado por procesos de refracción en cristales de hielo hexagonales. En este caso el radio angular del halo es de 22°.

Tal y como cuentan en Astronomy Picture of the Day, que es por donde lo vi pasar, «cada cristal de hielo actúa como una lente, de modo que hay millones de ellas». Cuando el observador está en el mismo plano es cuando se aprecia el fenómeno del halo (antelia) que a veces va acompañado de otros secundarios llamados parhelios, a 22° y 46°.

Hace años tuve ocasión de ver uno en pleno Madrid y puedo asegurar que fue totalmente espectacular; esta es la foto que tomé:

Halo Madrid (CC)-by Alvy @ Flickr

En nuestras latitudes es además muy poco habitual, así que si alguien te llama y te dice «abre la ventana que el Sol está haciendo cosas raras» ya sabes que es un eclipse, un halo o el fin del mundo – ordenados de mejor a peor.

El espectacular vídeo de Vemdalen lo grabó Håkan Hammar.

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