Finalmente se confirmaron las noticias que llevaban días circulando y Minecraft ya está en manos de Microsoft, de modo que sus creadores vuelan libres, tal y como he contado en un artículo para RTVE.es. Y hay que entender ese «libres» como en «nos han pagado 2.500 millones de dólares y podemos hacer lo que queramos».
La adquisición no deja de ser extraña porque Notch, el creador de Minecraft, y otros dos fundadores han anunciado al mismo tiempo que simplemente se retiran. ¿Comprar una empresa y un videojuego revolucionario ignorando completamente a quien lo creó?
Personalmente, Notch ha tenido que hacer el duro ejercicio de tragarse sus palabras acerca de liberar el software donando el código al dominio público, algo que ha sentado mal a muchos colaboradores (y clientes a los que se lo prometió). Pero su salud mental, como ha afirmado, está por encima, y no quiere saber nada del éxito, la fama ni de cambiar el mundo – ni siquiera el de los videojuegos. Los psicólogos deberían estudiar casos como este y el del creador de Flappy Bird.
La opción de Notch y el resto del equipo ha sido la que cualquier persona con dos dedos de frente hubiera tomado: aceptar el dinero, solucionarse la vida y vivir tranquilo haciendo lo que le gusta: programar, experimentar con la web y dedicarse a jugar. Qué será ahora de Minecraft en manos de Microsoft es todo un misterio, pero desde luego pasa a ser una de las nuevas grandes joyas de la corona de la compañía.