A estas alturas de la película, con tanta tienda de comercio electrónico activa, ventas millonarias y nuevos negocios en línea floreciendo cada día daba ya por superado el famoso miedo a comprar con tarjeta de crédito en Internet - para mi y para la gente que tengo cercana es casi algo from the past. Pero muchas veces nos dejamos llevar por pensar que nuestras experiencias personales son extrapolables a todo el mundo, cosa que dista mucho de ser cierta.
El caso es que ayer en una conferencia en la que estaba con un grupo de jóvenes de 20-25 años pregunté cómo hacían para conseguir música, películas y si se sentían cómodos comprando por Internet. La respuesta fue más o menos que cuatro de cada cinco no se fiaba mucho de tener que dar sus datos personales o su tarjeta de crédito para comprar en una web. Hoy he ido a comprobar si ese dato coincidía con los estudios a más gran escala y efectivamente (datos del estudio de 2010),
Como segunda barrera a la compra on-line, la desconfianza que suscita Internet en relación a los datos personales o bancarios es todavía importante. En concreto, el 64,5 por ciento declara que tiene miedo a dar sus datos personales por Internet. Esta mayor inseguridad no viene tanto potenciada por la desconfianza en las formas de pago, sino por la mala práctica que se pueda hacer de los datos personales y financieros.
La otra primera causa alegada es el inevitable «prefiero ver y tocar lo que compro» (78%) que poco arreglo tiene. Pero me parece impresionante que todavía tres o cuatro personas de cada cinco viva asustada y evite comprar por Internet por razones de seguridad o por miedo a lo que pueda pasar con sus datos. Que en los últimos años la seguridad -técnicamente- haya mejorado sobremanera y existan incluso varias alternativas cómodas y seguras no parece que haya cambiado mucho el panorama respecto a hace una década.
Mala solución tiene esto, excepto seguir concienciando y educando al público general en las formas de comprar en la red con seguridad y confianza.