Este cerebro computerizado electrónico era capaz de (atención) sumar, restar, multiplicar y memorizar. Desde luego, comparado con los ordenadores modernos no era gran cosa; pero también es cierto que su precio era de tan solo 5 dólares, que hoy en día equivaldrían a unos 30 euros.
Su tamaño era ciertamente reducido y se podía abrir para ver cómo operaba la corriente eléctrica con los relés. Entre sus «capacidades» se incluían ya algunas curiosas, como «resolver acertijos» e incluso propiedades mágicas como «adivinar el futuro». (WTF a esto último.)
La fecha era 1966 y a pesar de que hoy en día a cualquier nacido en el nuevo milenio y la Generación Y le puede parecer algo tan primitivo como un hacha de piedra lo cierto es que con poco más que esto tres años después llegaríamos a la Luna con el Apolo 11, usando un ordenador basado en los mismos principios que tenía tan solo 2 kilobytes de memoria (la mayor parte de los estados de Facebook ocupan más que eso).
(Vía I can programming + Megatrip.)
