Agencias, diseñadores de webs y webmasters puede que encuentren útil en estos tiempos salvajes que corren la idea de CSS Killswitch. Se trata básicamente de incorporar en las hojas de estilo del sitio que se ha diseñado una llamada a un fichero externo. Si todo va bien durante el trabajo –y el cliente paga– la web funciona perfectamente; si el cliente deja de pagar o sucede «algo raro», basta con activar en un fichero externo alojado en cualquier sitio un par de líneas para que la web en cuestión se quede «completamente en negro», como estuviera apagada o desactivada. ¡Es cruel!
«Si no pagas, no hay web», que dicen en Ateneu Popular, que es donde vi la referencia. El sistema funciona aunque el cliente haya bloqueado al acceso al sitio en cuestión y haya cambiado las claves. Tampoco es perfecto porque –cuestiones legales, éticas y de simple elegancia aparte– como dice Cristian, si el cliente tiene un sobrino listo que sepa algo de HTML podría examinar el código y eliminar el «truco» sin demasiadas complicaciones.
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